El gran historiador de la
República del Perú, don Jorge Basadre, nació en Tacna el 12 de febrero del año
1903.
Cuando niño no pudo
asistir abiertamente a una escuela, porque estando Tacna como Arica en
cautiverio, la administración chilena había clausurado todas las escuelas
peruanas, abriendo eso sí modernísimos y tentadores institutos a los cuales
atraían inscribir a sus hijos a los ciudadanos peruanos a inscribirse.
Renunciando a todas las
prebendas que ofrecían, las familias se negaron a enviar a sus hijos a esos
establecimientos porque se desarrollaba en sus aulas una política sistemática
de chilenización, tanto dirigida a niños como a los padres de familia.
Él asistió a la escuela
clandestina “Liceo Santa Rosa” de la profesora Carlota Pinto que funcionaba en
su casa particular, para después refugiarse en una hacienda campestre de sus
ancestros y luego viajar a Lima a los 9 años de edad para iniciar sus estudios
en una institución educativa de la capital.
2. Cuando más
hay que leer
Cuenta en su opúsculo:
"La Biblioteca Nacional" que cuando llegó a la capital del Perú, en 1912,
su primera inquietud fue ir a leer a esa institución tutelar de la patria, y
consultar la riquísima bibliografía allí existente.
Ya había rendido sus
frutos la labor consagrada de la obra del tradicionalista Ricardo Palma, que
reconstruyó la Biblioteca Nacional después del despojo y la destrucción vandálica
producida por el ejército chileno en la Guerra del Pacífico desatada el año
1879.
Sin embargo, al tratar de
ingresar a la Biblioteca Nacional del Perú fue detenido en la puerta y no se lo
dejó pasar.
Se le obligó más bien a
leer un letrero, que en letras grandes decía:
"Prohibido
el ingreso
a menores de edad".
Curiosamente siendo este
el período del hombre cuando más hay que cultivar la afición a la lectura en la
persona humana.
Local antiguo de la Biblioteca Nacional del Perú
3. Mágica
biblioteca infantil
La frustración que sintió
fue enorme. No había podido cursar la Educación Primaria regular porque un
agresor extranjero invadió su patria y enajenó la vida en su aldea encantada, y
ahora, en la capital de la patria soñada se le prohibía el ingreso a la
Biblioteca Nacional por ser niño.
Felizmente
era director de esa institución tutelar don Luis Ulloa hijo de José Casimiro
Ulloa, polígrafo y humanista, autor de numerosos libros y amigo de la familia
Basadre, y quien enterado de lo sucedido le extendió un pase especial e
implementó, para ese niño de once años, un escritorio al lado suyo, formándose
de ese modo este patriarca de nuestra nacionalidad.
Fue
ese niño ya adulto cuando al asumir el año 1943 la dirección de la Biblioteca
Nacional del Perú, al recordar aquella vivencia de su infancia
fue inmensa su satisfacción cuando su primera decisión, al asumir el cargo de director
de esa institución, después del pavoroso incendio que la destruyó por completo,
fue crear en su recinto el Departamento de niños con una hermosísima y mágica biblioteca infantil, en el año 1947.
Jorge Basadre
4. Con gran
unción
Y
así dio un gran impulso a las salas infantiles de lectura y a las bibliotecas
escolares en nuestro país.
Esta nueva sección ocupó
un pabellón de su flamante local construido especialmente para esta institución
tutelar del país, ubicado en la avenida Abancay, en pleno centro de Lima.
La sala infantil tenía
como frente el así llamado Patio Colonial, siendo el ingreso para los menores
por el portón colindante con el jirón Ucayali en el centro histórico de la
ciudad legendaria.
Yo alcancé todavía a ver
a niños muy atildados que con gran unción iban a consultar en esa sala donde
eran dejados por sus padres quienes pasaban a leer a las salas de adultos.
Y varias veces me
confundí con los niños en la expectación de obras de teatro y de títeres en su
acogedor teatrín, obra también del amauta y gran historiador consagrado a la
etapa de la República en el Perú.
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