Escribo estas líneas sobre la Amazonía totalmente identificado con ella. Y con plena
emoción, por el hecho de haber vivido en esa región traslúcida, bebiendo el sorbo más
exquisito de su esencia, como también probando lo más amargo como es el dolor
de su gente, igual que compartiendo sus esperanzas como un licor fuerte y
bravío, bebido tierra adentro, o bien navegando en sus pequepeques como
acampando en sus orillas.
Ingresando con una canoa como siempre lo hice por entre su follaje entretejido
y alucinado, donde a ratos hay un silencio absoluto que solo deja escuchar el
rozar del remo en el agua. A ratos sumergidos en la estridencia de los gorjeos
de las aves, el chillido de los monos, el croar de las ranas y el silbido de
los reptiles en los bosques de renacos que elevan las fibras de sus raíces
encantadas hacia lo alto y lo hondo.
Habiendo navegado en una lancha fantasmagórica por esa noche original
que sólo se da en los ríos milenarios de la selva. Contemplando un amanecer
estupefacto, luego de sobrevivir a un remolino que cubría de banda a banda al
gigantesco río planetario.
2. Ojos
atónitos
Envueltos en una honda explosión de arco iris que emergían de las neblinas,
tantas que sin duda eran las mismas que estuvieron presentes en el orto de la
creación.
Asombrado de ver cómo el río, ¡qué bien sabía yo cuál era su curso!,
ahora se deslizaba en sentido contrario e inverso, y todo esto porque íbamos al
filo de un inmenso remolino que abarcaba de una a otra banda.
O porque lo surcaba una mijanada de peces. Cardumen tan grande que
demoraba horas de horas en su desfile interminable, haciendo rebrillar la
superficie del lomo de aquellas aguas como si fuera un colosal lagarto
antediluviano, de por sí ya iridiscente, y que subían en una marejada que igual
abarcaba todo lo ancho del río inconmensurable.
Hacían ese tramonto de longitud inextinguible a desovar en las
vertientes primeras, cambiando así de sentido el curso de las olas, de manera
que parecía, ante nuestros ojos atónitos, que las
aguas corrían hacia atrás y hacia arriba.
3. Más
vida
Ante tales acontecimientos son tantas las preguntas, inquietudes y
ansiedades que se formulan, que se quisiera traspasar la muralla de los bosques
y la superficie espejeante de las aguas de sus ríos y lagunas.
Todo ello para obtener una respuesta a tantas interrogaciones que
siempre será una incógnita como signo o emblema de esta región deslumbrante.
Como también estos son desvelos que se ensimisman al ingresar a cada
choza de nativos para empaparnos de ese universo, establecer conversaciones y
conocer cada uno de los prodigios con que a cada paso nos sorprende.
Como, sobre todo, deambulando por los pueblos que se enfilan como un rosario
de humanidad expectante y dolorida al borde de los caudales de las aguas ora
transparentes ora oscurecidas.
Por cada recodo yo anduve buscando, además de pláticas con la gente,
todo vestigio que pudiera dar pábulo a mis preguntas y averiguaciones sobre lo
que es el enigma de ese universo.
4. Pleno
y cabal
De toda esa indagación y esa experiencia he escrito libros que se
desenvuelven entre la paz y el delirio, entre el naufragio y la esperanza,
entre la vida y la muerte más inminentes, a tal punto de no saber si esta que
vivo es una muerte consecuencia de aquella vida, o una vida en otro plano y más
acá o más al fondo después de aquella muerte.
De allí que en el vínculo que podemos establecer actualmente con la
Amazonía se combine la maravilla y el horror, la fascinación y el escándalo, lo
que exalta el alma y lo que da ganas de estallar.
Por un lado, la reverencia hacia lo pródigo y, por otro, la indignación
por el desprecio a cómo ha sido sometida esta región, acorralada por el
instinto de rapiña de un modelo económico extractivo que saquea sus riquezas y
explota inmisericorde al hombre.
Por un lado, el apreciarla como un lugar donde todo es pleno, cabal y cumplido, y por otro saber que ha caído
en manos del capital extractivista más infame e inescrupuloso, que explota sus
recursos sin importarle depredar lo que después será imposible de recuperar.
5. El orden
vital
A ello se suma una catástrofe periódica, cuál es la inundación del río
Amazonas y sus afluentes, la serpiente cósmica.
Crecidas de aguas que antes era benéficas porque se trataba de un ciclo
estacionario perfectamente concatenado al orden vital del universo que el
hombre sabía respetar.
Y que ahora ha alterado con el fenómeno global del cambio climático de
efectos catastróficos que producen hambre, calamidad y muerte.
Siendo antes que los modelos de convivencia con todos los seres
vivientes producían bonanza, riqueza y bienestar.
Debido a que todo estaba acompasado en una perfecta armonía entre la
vida y la naturaleza y el ciclo natural de la vida.
Pero que ahora por negocio y por afán comercial se lo ha adulterado
dando lugar a la desolación y la ruina.
6. La vida
y la naturaleza
Así, ahora las inundaciones de los ríos en el llano amazónico, que antes
eran cíclicas, hoy son impredecibles; y como tal resultan devastadoras.
Causando muertes, hambruna, destrozos y desolación; porque se han
alterado procesos básicos y fundamentales con la sobreexplotación de recursos y
la contaminación de aguas y terrenos.
Afectando a poblaciones inermes, principalmente integradas por mujeres,
niños y ancianos
Es así que, en el territorio de la Amazonía perteneciente al Perú,
actualmente viven aproximadamente tres millones y medio de habitantes, de los
cuales cerca de un millón quinientos mil son agricultores.
Gran parte de ellos son ribereños, lo que quiere también decir que son estacionarios,
que cultivan de acuerdo al buen o mal tiempo, con tasas de ingreso individuales
que figuran entre los más bajos del Perú, que de por sí son escalas de penuria,
con índices alimenticios que los condenan al hambrecrónico.
7. Todo está
por hacer
Y todo eso es porque el hombre ha dado las espaldas y ha cerrado los
ojos frente al universo natural para dejarse influenciar por modelos de
desarrollo extraños a su realidad.
Porque el hombre se ha sometido al influjo de las tecnologías foráneas y
hegemónicas. Y se ha rendido frente al capital y a la cultura mediática y
audiovisual de los tiempos modernos, las mismas que depredan nuestro medio
ambiente vital, como el alma y la mente de la gente.
La Amazonía requiere otra mirada fundacional y el reencontrarse consigo
misma para lo cual se necesitan líderes auténticos. No aquellos que imiten los
modelos del mundo extractivo y mercantilista actual. Exige lo nuevo, lo único y
original, nacido desde su entraña.
Exige de sus habitantes respuestas propias, audaces y valientes, como
actitudes sacrificadas y hasta heroicas, basadas en su identidad más preciada,
contando a favor con el alma esperanzada de sus pobladores, en una concepción
nueva y original que recree el bosque, el agua y su trascendencia como el fulgor
de su cielo azulado.
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