viernes, 12 de febrero de 2021

12 de febrero. Día del Descubrimiento del Río Amazonas, 1542. / Yo viví a sus orillas.


12 DE FEBRERO
DÍA DEL DESCUBRIMIENTO
DEL RÍO AMAZONAS, 1542

YO VIVÍ
A SUS
ORILLAS

Danilo Sánchez Lihón





1. Desfile
interminable

 

Escribo estas líneas sobre la Amazonía totalmente identificado con ella. Y con plena emoción, por el hecho de haber vivido en esa región traslúcida, bebiendo el sorbo más exquisito de su esencia, como también probando lo más amargo como es el dolor de su gente, igual que compartiendo sus esperanzas como un licor fuerte y bravío, bebido tierra adentro, o bien navegando en sus pequepeques como acampando en sus orillas.

Ingresando con una canoa como siempre lo hice por entre su follaje entretejido y alucinado, donde a ratos hay un silencio absoluto que solo deja escuchar el rozar del remo en el agua. A ratos sumergidos en la estridencia de los gorjeos de las aves, el chillido de los monos, el croar de las ranas y el silbido de los reptiles en los bosques de renacos que elevan las fibras de sus raíces encantadas hacia lo alto y lo hondo.

Habiendo navegado en una lancha fantasmagórica por esa noche original que sólo se da en los ríos milenarios de la selva. Contemplando un amanecer estupefacto, luego de sobrevivir a un remolino que cubría de banda a banda al gigantesco río planetario.

 


2. Ojos

atónitos

 

Envueltos en una honda explosión de arco iris que emergían de las neblinas, tantas que sin duda eran las mismas que estuvieron presentes en el orto de la creación.

Asombrado de ver cómo el río, ¡qué bien sabía yo cuál era su curso!, ahora se deslizaba en sentido contrario e inverso, y todo esto porque íbamos al filo de un inmenso remolino que abarcaba de una a otra banda.

O porque lo surcaba una mijanada de peces. Cardumen tan grande que demoraba horas de horas en su desfile interminable, haciendo rebrillar la superficie del lomo de aquellas aguas como si fuera un colosal lagarto antediluviano, de por sí ya iridiscente, y que subían en una marejada que igual abarcaba todo lo ancho del río inconmensurable.

Hacían ese tramonto de longitud inextinguible a desovar en las vertientes primeras, cambiando así de sentido el curso de las olas, de manera que parecía, ante nuestros ojos atónitos, que las aguas corrían hacia atrás y hacia arriba.

 


3. Más

vida

 

Ante tales acontecimientos son tantas las preguntas, inquietudes y ansiedades que se formulan, que se quisiera traspasar la muralla de los bosques y la superficie espejeante de las aguas de sus ríos y lagunas.

Todo ello para obtener una respuesta a tantas interrogaciones que siempre será una incógnita como signo o emblema de esta región deslumbrante.

Como también estos son desvelos que se ensimisman al ingresar a cada choza de nativos para empaparnos de ese universo, establecer conversaciones y conocer cada uno de los prodigios con que a cada paso nos sorprende.

Como, sobre todo, deambulando por los pueblos que se enfilan como un rosario de humanidad expectante y dolorida al borde de los caudales de las aguas ora transparentes ora oscurecidas.

Por cada recodo yo anduve buscando, además de pláticas con la gente, todo vestigio que pudiera dar pábulo a mis preguntas y averiguaciones sobre lo que es el enigma de ese universo.

 


4. Pleno

y cabal

 

De toda esa indagación y esa experiencia he escrito libros que se desenvuelven entre la paz y el delirio, entre el naufragio y la esperanza, entre la vida y la muerte más inminentes, a tal punto de no saber si esta que vivo es una muerte consecuencia de aquella vida, o una vida en otro plano y más acá o más al fondo después de aquella muerte.

De allí que en el vínculo que podemos establecer actualmente con la Amazonía se combine la maravilla y el horror, la fascinación y el escándalo, lo que exalta el alma y lo que da ganas de estallar.

Por un lado, la reverencia hacia lo pródigo y, por otro, la indignación por el desprecio a cómo ha sido sometida esta región, acorralada por el instinto de rapiña de un modelo económico extractivo que saquea sus riquezas y explota inmisericorde al hombre.

Por un lado, el apreciarla como un lugar donde todo es pleno, cabal y cumplido, y por otro saber que ha caído en manos del capital extractivista más infame e inescrupuloso, que explota sus recursos sin importarle depredar lo que después será imposible de recuperar.

 


5. El orden

vital

 

A ello se suma una catástrofe periódica, cuál es la inundación del río Amazonas y sus afluentes, la serpiente cósmica.

Crecidas de aguas que antes era benéficas porque se trataba de un ciclo estacionario perfectamente concatenado al orden vital del universo que el hombre sabía respetar.

Y que ahora ha alterado con el fenómeno global del cambio climático de efectos catastróficos que producen hambre, calamidad y muerte.

Siendo antes que los modelos de convivencia con todos los seres vivientes producían bonanza, riqueza y bienestar.

Debido a que todo estaba acompasado en una perfecta armonía entre la vida y la naturaleza y el ciclo natural de la vida.

Pero que ahora por negocio y por afán comercial se lo ha adulterado dando lugar a la desolación y la ruina.

 


6. La vida

y la naturaleza

 

Así, ahora las inundaciones de los ríos en el llano amazónico, que antes eran cíclicas, hoy son impredecibles; y como tal resultan devastadoras.

Causando muertes, hambruna, destrozos y desolación; porque se han alterado procesos básicos y fundamentales con la sobreexplotación de recursos y la contaminación de aguas y terrenos.

Afectando a poblaciones inermes, principalmente integradas por mujeres, niños y ancianos

Es así que, en el territorio de la Amazonía perteneciente al Perú, actualmente viven aproximadamente tres millones y medio de habitantes, de los cuales cerca de un millón quinientos mil son agricultores.

Gran parte de ellos son ribereños, lo que quiere también decir que son estacionarios, que cultivan de acuerdo al buen o mal tiempo, con tasas de ingreso individuales que figuran entre los más bajos del Perú, que de por sí son escalas de penuria, con índices alimenticios que los condenan al hambrecrónico.

 


7. Todo está

por hacer

 

Y todo eso es porque el hombre ha dado las espaldas y ha cerrado los ojos frente al universo natural para dejarse influenciar por modelos de desarrollo extraños a su realidad.

Porque el hombre se ha sometido al influjo de las tecnologías foráneas y hegemónicas. Y se ha rendido frente al capital y a la cultura mediática y audiovisual de los tiempos modernos, las mismas que depredan nuestro medio ambiente vital, como el alma y la mente de la gente.

La Amazonía requiere otra mirada fundacional y el reencontrarse consigo misma para lo cual se necesitan líderes auténticos. No aquellos que imiten los modelos del mundo extractivo y mercantilista actual. Exige lo nuevo, lo único y original, nacido desde su entraña.

Exige de sus habitantes respuestas propias, audaces y valientes, como actitudes sacrificadas y hasta heroicas, basadas en su identidad más preciada, contando a favor con el alma esperanzada de sus pobladores, en una concepción nueva y original que recree el bosque, el agua y su trascendencia como el fulgor de su cielo azulado.

 

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