jueves, 4 de febrero de 2021

4 de febrero. Es fiesta en Acoria. / El mundo andino.


4 DE FEBRERO
ES FIESTA EN ACORIA

EL
MUNDO
ANDINO

Danilo Sánchez Lihón




¡Sierra de mi Perú, Perú del mundo,
y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!
César Vallejo

1. De su seno,
la vida

 

En la cosmovisión andina la tierra es madre sabia, protectora y fecunda.

Donde el hombre concibe a la tierra como mujer. Y reconoce en ella dones femeninos, pero además maternales y providenciales.

De la tierra nosotros somos sus hijos, su progenie, a quienes nos ofrece sus dones, las mieses de sus campos, el dulce madurar de las espigas, las plantas y sus frutos.

Y de los árboles sus ramas y maderas para techar nuestras casas. Y todo brote, por pequeño que sea, es su presencia, que contiene el sabor, la frescura, el aliento y prodigalidad de su vientre amoroso.

A ella pertenecen los animales que nos lo ofrece compasiva, para que convivan con nosotros y nos acompañen en nuestras alegrías y tristezas.

Para que se reproduzcan y compartan la vida y la muerte a nuestro lado. Y de su variedad y belleza se regocije nuestro espíritu.

 


2. Son nuestros

hermanos

 

Desprendidos de su útero fecundo también los hombres hemos nacido. Y aquí estamos para ser buenos hijos y leales con ella.

Con lo que nos enseña a cada paso si es que sabemos ver, escuchar, palpar, oler y saborear lo que ella nos presenta y manifiesta.

Porque estamos hechos de sus raíces, de sus elementos básicos, de agua, de aire, de tierra y de aliento.

De sus savias nutricias, de sus légamos, sus esencias, fragancias y latidos.

Y de su emoción y ternura abundante y generosa; que todo lo ofrece y comparte.

Y como hijos leales hemos de ser siempre agradecidos. Como generosos y solidarios con los demás, que son nuestros hermanos.

Y hemos de ser tal y como ella es: solidarios, protectores, telúricos en la medida en que nos identifiquemos con ella.

 


3. Su pollera

encantada.

 

Si exploramos en el fundamento de su misterio, tratando de explicarla y comprenderla, le encontraríamos a la tierra un corazón estremecido.

Le encontramos venas por donde circula el agua como sangre vivificante, como son ríos, quebradas, con cañadas y arroyuelos. Puquios cristalinos.

Le encontramos unas entrañas amorosas como las de todas las mujeres. Y emanando de su seno, la vida.

Y el regreso a la tierra que no es muerte sino el recogerse otra vez en su pollera encantada.

Quizá eso nos ayude a comprender la presencia de todo lo que de ella brota y florece conteniendo una dimensión sagrada.

Es por eso que la cultura andina es eminentemente espiritual, enteogénica y hierática, que todo lo abarca, ocupa y explica la presencia de lo divino.

 


4. Día

a día

 

En donde es Dios todo. Lo más ínfimo e inerte: como la oruga, el piido de una avecilla, el croar de la rana. Donde una piedra, como el lucero, o la espina de una flor, son presencia de lo santo.

Que no separa lo mundano de lo venerable, sino que los enlaza, los funde e integra en un solo soplo capital.

Perspectiva y sentido en el cual, además, los antiguos peruanos en su mitología de creación del mundo, de la vida y del hombre no lo sancionaron a este como un proyecto acabado y ya final.

Sino que se lo considera más bien como un proceso que se va construyendo día a día; y ello mediante una estrategia de ensayo y error, que se proyecta en el tiempo y el espacio vital.

Tal y como evoluciona la historia y hacia el horizonte de alcanzar cada vez mayor perfección. 



5. Una nueva

creación

 

Así, por ejemplo, para la creación del hombre y a fin de dotarle de su fisonomía más cabal, precisa y definida, se cuenta que hubo varios intentos a fin de concretarlo.

Así, al principio el cocimiento en el horno en el cual se probaba su templanza y fortaleza no dio el mejor resultado.

Porque al extraerlo y ver su configuración y firmeza se vio como comprobación que el producto aún estaba crudo.

De donde se concluye que de ese modo se configuró el hombre blanco no del todo concluido ni bien hecho, porque no había alcanzado su grado exacto e integral de cocción.

Esto no les satisfizo ni a Pachacámac ni a la Pacha Mama. Y descartaron ese resultado, dejándolo a un lado e intentando una nueva creación.

Después le dieron más tiempo de cocción, pero tanto que resultó excesivo, habiendo hasta quemado el modelo que se intentaba engendrar. Y también tuvieron que descartar esa elaboración.

 


6. Matiz

cobrizo

 

Finalmente se encontró el término medio conveniente, equilibrado y legítimo.

Esto cuando se alcanzó el matiz cobrizo parecido al bronce que tiene el hombre de estas latitudes, apariencia que les pareció la más estupenda.

Y ese arquetipo fue al que finalmente se consolidó por ser ecuánime y probo, justo medio y síntesis de todos los intentos anteriores.

Lo interesante es registrar que no hay en esta cosmovisión un efecto inicial certero, infalible y providencial, mediante el cual todo sale bien desde el principio, ya concluido y perfecto.

Sino que los dioses como los hombres tienen que ahondar en un proceso en base a distintos ensayos de acierto y error.

En donde se prueban ritmos, materiales, condiciones y plazos hasta llegar a un nivel propicio que será a su vez el punto de partida para una nueva realización.

 


7. Que fue

y que es

 

¿No es acaso extraordinario y significativo reconocer que en la manera de comprender la realidad del mundo andino se incorpora este elemento fundamental de lo que es la dialéctica y la evolución?

Así como también el concepto de que en todo proceso creador se descubre, se indaga y aprende.

Y es que la cultura andina es eminentemente educativa. Hay inmersa en dicha concepción principios pedagógicos que hicieron de nuestra cultura el paradigma que fue y que es.

Y así como en lo anterior se aprende, hay otra dimensión contenida en esta visión, cual es que en el pensamiento andino se propugna a ser organizador, líder y conductor.

Y a valorar la experiencia y al contacto de la realidad inmersa en la naturaleza. Y el del pensamiento holístico e integrador.

 


Todas las fotos de
Jaime Sánchez Lihón

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1 comentario:

  1. Gracias Dr.Danilo Sánchez por permitirme comprender la personalidad básica del poblador andino.

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