lunes, 8 de febrero de 2021

8 de febrero. Nace en Tacna Federico Barreto. / Poeta del cautiverio.


8 DE FEBRERO
NACE EN TACNA FEDERICO BARRETO

EL POETA
DEL
CAUTIVERIO

Danilo Sánchez Lihón




El poeta tacneño Federico Barreto


1. Donde nació
libre y feliz

 

Pidió que donde su cuerpo cayera yerto recogieran sus restos y lo enterraran en la tierra que lo vio nacer, en su Tacna querida, adorada y venerada, donde pasó su infancia y juventud.

Y a la cual dedicó sus mayores desvelos, esfuerzos y plegarias, porque en ella creció libre y feliz, cuando la vida le deparaba sus mejores mieles.

Pero que un día, su pueblo y él mismo, sin nada que lo justificara salvo la codicia y la saña de un invasor, pasaron a ser esclavos, sin garantías ni derechos humanos.

Y todo porque su provincia fue invadida por una horda, que arrebataron su señorío y fuera enajenada su existencia por un tratado que estipulaba un cautiverio por 10 años.

Pero esa situación se prolongó, para que se vea la calaña de quien impuso ese contrato, por cerca de 50 años, para que se note la ralea e índole sin escrúpulos de quienes la invadieron.

 


Tacna, ciudad heroica


2. Para besarla

eternamente

 

Todo esto por imposición del poder militar de Chile y por cuya liberación Federico Barreto luchó con gran denuedo y sacrificio, sufriendo destierro y arriesgando la vida en cada situación y en cada minuto de su existencia.

Quien se expresó del siguiente modo:

¡Patria del corazón! La suerte un día,
te hundió en el pecho con furor la espada,
y hoy, abatida pero no humillada,
pareces un león en la agonía.

Antes, cuando dichosa te veía,
fuiste por mí con entusiasmo amada;
pero hoy, que veo que eres desgraciada
no te amo ya... ¡te tengo idolatría!
 

A consecuencia de este dolor en el alma murió de delirium tremens. Pero antes pidió, rogó y suplicó que lo enterraran en su suelo nativo. Y con el rostro hacia el suelo; no hacia arriba, ni hacia el cielo ni hacia Dios a quien había suplicado tanto, sino hacia su tierra para besarla eternamente:

 


Batalla de Arica, Francisco Bolognesi luchando herido


3. Su deseo

más sentido


¡Oh! ¡Quien pudiera, Patria, quien pudiera
disipar las tinieblas de tu cielo
y sucumbir envuelto en tu bandera!

Yo, tal fortuna es todo lo que anhelo,
¡y que me echen de cara cuando muera,
para besar el polvo de tu suelo!

Y así fue, y así se cumplió. Al morir en tierra extranjera, en la ciudad de Marsella en Francia, apenas consolado por el golpeteo suave de las olas que tropiezan con arrullo en las piedras, tuvo al menos el destino para con él un acto piadoso dentro del holocausto que fue su vida, como cabe a algunos guerreros insignes, aunque afligidos, pero igualmente bien amados.

Cuál es, que tuvo allí a su lado a la mujer devota, ungida y consagrada, quien besó sus labios que habían modulado en silencio tantas oraciones por la Patria capturada, quien cerró sus ojos, en los cuales estaban intangibles los paisajes de su Tacna inolvidable. Y que fue quien prometió y juró cumplir su deseo más sentido.

 

Tumba del poeta Federico Barreto en Tacna


4. Poeta

inmenso

 

Y que hizo cierto que en 1968 se repatriaron sus restos desde ese puerto sobre el mar Mediterráneo, donde murió el 30 de octubre del año 1929 como un peregrino exhausto, gestionando apoyo internacional para la devolución de Tacna al Perú.

Y fue finalmente sepultado en un mausoleo en el cementerio general de Tacna donde reposa. Y en la forma cómo él lo pidió en su poema, con el rostro hacia el suelo para adorar infinitamente a esa tierra herida, como él lo quiso y lo expresó infantil y reverente.

Nosotros entonces, ¿no debiéramos, como una promesa humilde y profunda de peruanos devotos, hacer el camino hasta ese camposanto a ponerle flores siempre inmarcesibles?

A aquel poeta inmenso, de vuelo intrépido y de aura trágica. Cuya vida la cruzó llevando clavado el cuchillo de Caín en el centro del corazón y en plena alma. 



José María Barreto, su hermano, periodista valeroso


5. Adhesión

al Perú

 

Porque la tierra en la cual nació feliz, y a la cual amaba entrañablemente, pasó, de modo violento y brutal, a estar aplastada bajo una bota infame y aciaga.

Ello por efecto de una guerra para la cual Chile se preparó intencionada, pérfida y alevosamente a fin de invadirla, con la anticipación de por lo menos una década y cuya justificación ahora es decir que fueron utilizados por una potencia extranjera, que fue una guerra pagada por Inglaterra.

La pretensión era adueñarse de los yacimientos de salitre de esa región –como finalmente ocurrió dejando también sin mar a Bolivia– a fin de cederlos al capitalismo voraz de la potencia europea. ¿No es inicuo, e infame?

De ese modo pasó Tacna a ser posesión de Chile por 10 años, de acuerdo al Tratado de Ancón, período cumplido el cual se realizaría un plebiscito, a fin de decidir su soberanía, el mismo que no se realizó porque en ese período ni Tacna ni Arica cedieron en su terca, apasionada y legendaria adhesión al Perú.

 

Tumba del poeta Federico Barreto en Tacna


6. La pena

y el delito

 

Federico Barreto es el cantor transido y abrumado de dicho período infausto, del cautiverio que se le impuso a Tacna y Arica y en su ser hizo carne ese dolor lacerante.

Él encarna el anhelo profundo y sentido de los tacneños de volver al seno de su Patria, el Perú.

Es quien recogió ese cáliz y acíbar y quien bebió en su peor martirio esa copa de honda amargura, así:

De mi suelo natal estoy proscrito,
y al verme aquí, tan lejos de mis lares,
la indignación ahoga mis pesares,
y en lugar de una queja, lanzo un grito.

¿Cuál fue, decid, mi crimen inaudito?
¿Adorar a mi Patria en sus altares?
¿Consagrarle mi brazo y mis cantares?
¡Pues hónranme la pena y el delito!

 

Tacna, ciudad heroica


7. No cambies

de bandera!

 

¡Madre Tacna! Soporta tu tormento
con el valor del mártir en la hoguera.
¡Muéstrate grande hasta el postrer momento!

Fija está en ti la humanidad entera.
¿Sufre, pero no lances ni un lamento!
¡Muere, pero no cambies de bandera!

Federico Barreto, quien nació un día como hoy en una Tacna libre, su vida fue de un hondo dolor y sacrificada viéndola cautiva. Y es para todos nosotros una herida abierta y ya jamás cerrada a fin de estar despiertos y cuidar nuestra heredad.

Para no olvidarnos de quienes somos. No tanto de quienes son los demás y que nos rodean, sino de quienes somos nosotros, de lo que tenemos que cuidar, velar y reverenciar, como Federico Barreto quien es una llama votiva.

Como uno de aquellos fuegos sagrados que se encienden en un campo santo, que nunca debemos dejar morir, para que alumbren, abriguen, aviven y fortalezcan nuestra vida y nuestro ser infinitamente.

 

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