Ella lo había estado esperando pacientemente a que él
se desocupara, terminara su disertación, absolviera algunas preguntas y
finalmente empezara a despedirse.
Tan pronto lo pudo hacer, aunque había todavía algunas
personas, de manera ansiosa le hizo una consulta diciéndole:
– Doctor Einstein, mi hijo es un niño sumamente
inteligente y aplicado. Y quien, gracias a Dios, tiene una enorme afición por
las ciencias y especialmente por las matemáticas.
2. Exitoso
y triunfador
– Qué bien. La felicito, señora. –Le dijo el sabio.
– Pero, yo quisiera, doctor, que me aconseje qué debo
hacer para ayudarlo. Cómo debo yo reforzar esta inclinación natural que él
tiene por los números y sus ecuaciones.
– ¡Ah! Bueno.
– Cómo puedo apoyarlo para cultivar en él aún más esa
predilección, para que siga avanzando en ese dominio y a fin de que llegue a
ser un científico tan exitoso, reconocido y triunfador como lo es usted.
– Gracias, señora, por sus cumplidos.
– Le digo con toda sinceridad que es usted el ídolo de
mi hijo y el mío también. Y todo el ideal que mi hijo tiene es seguir sus pasos
e imitarlo en casi todo.
– Me abruma, señora con sus elogios y comentarios.
3.
Yendo
a
la matriz
– Todo esto que le digo es verdad. ¿Qué me aconseja,
doctor, en cuanto a orientar a mi hijo a ser un matemático cabal y hasta
portentoso?
– Despierte en él su imaginación, señora.
– Y, ¿cómo?
– Incentive su fantasía, léale mitos y leyendas de los
pueblos originarios. Ensanche y amplíe su mundo interior.
– Yo pensaba contratarle un profesor de matemáticas.
¿Debo hacerlo?
– No le complique las cosas, señora, enseñándole más números,
sino yendo a la matriz que es la creatividad.
– ¿Así? –Respondió sorprendida la mujer.
– ¿Qué es eso?
4.
Ampliar
la
mente
– Hágale una persona que con su mente se sienta libre
para volar sin límites ni ataduras.
– ¿Así?
– Nárrele cuentos. Recurra pues al rico acervo de la
literatura infantil y juvenil. Y logre ampliar ilimitadamente su mente.
– Pero, disculpe doctor, que le contradiga. Yo
justamente lo que no quiero hacer de mi hijo es un literato ni un poeta que
vague sin rumbo fijo y se muera de hambre.
– ¿Tanto teme eso?
– Sí. ¡Hacer de él un bohemio!
– No toda persona creativa es un bohemio.
– No quiero que mi hijo sea alguien que no tenga
trabajo ni tenga oficio ni beneficio.
5.
La misma
raíz
– ¿Eso teme?
– No quiero que termine en la inanición; y que
finalmente no tenga ni forma de ganarse la vida para sobrevivir, ni comer.
– No se preocupe de eso señora. Si desarrollamos su imaginación
sabrá también idear formas de cómo ganarse la vida.
– ¿Qué es la imaginación, doctor?
– Es el factor fundamental para avanzar en el dominio
de las ciencias y especialmente de las matemáticas. Y no le tenga recelo a la
poesía ni a la literatura porque junto con la ciencia forman parte de la misma
raíz.
– ¿Así?
– Además, lo que más debe interesarle en relación a su
hijo es que encuentre su propio destino y sea una persona realizada y feliz.
del arte
¡La ciencia y el arte tienen la misma matriz! Esto lo
supo, lo entendió y lo hizo práctica Albert Einstein.
Quien tenía para su trabajo y esencia de ser en la
vida las puertas abiertas al vuelo de la imaginación.
Que no desestimó el mundo mágico de los cuentos, y al
ámbito pródigo y feraz del arte.
¡Y con ello de la vida!
Quien desde niño cultivó el arte de la música en la
práctica del violín que le enseñó a tocarlo su madre.
Y que casi nunca dejó de dedicar algunas horas del día
a ejecutarlo, inmersión en el arte que complementó su visión científica.
7.
Sobre todas
las
cosas.
Si bien sus descubrimientos fueron básicos para la
construcción de la bomba atómica en la vida él fue más bien un pacifista ferviente
y militante. Fue un hombre de bien y un humanista cabal.
Porque todo aquello que se consigue con la violencia
con ella hay que sostenerla y provocan igualmente recurrir a ella para
derrocarla.
Hechos así son aquello que indudablemente lo absorbemos
y nos amamantamos de ello en los cuentos. En donde la violencia a veces se
presenta voraz y atroz, temible y hasta espeluznante.
Ello es así en los relatos justamente para formar en el
alma del lector las semillas de la paz, y hacernos amar el bien. Para ello nada
mejor que la imaginación decantada por la humanidad en los mitos leyendas y
cuentos válidos para este como para otros mundos posibles.
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