Y me quedé admirado, mirando y soñando en
esas frases, pensando largamente en su sentido.
Y me dije entonces. ¡Pero, claro! Y, esos
rieles, ¿cuáles son? ¡Los sueños! Porque, ¿qué es aquello que se tiende y por
lo cual luego avanza todo lo que se configura en la aspiración de realizar
nuestros propósitos e ideales?
Son indudablemente los sueños. Son los rieles por los cuales van a pasar los trenes de la historia de cada persona en particular. Y la realidad del día a día, y el mañana. Y finalmente el tren de la historia, en general.
2. Comunidades
hermosas
Si no soñamos es
como si no tuviéramos la capacidad para tender carriles por los cuales debe
pasar aquel tren del destino de los hombres y los pueblos.
Ahora bien, esas vías
las podemos tender por las rutas hermosas, espléndidas y lozanas que queramos.
Porque soñar es abrir y forjar caminos nuevos de acuerdo a nuestras
aspiraciones más sentidas.
Esos sueños
tenemos que regalarnos a nosotros mismos, porque esa es la viga maestra y la
nave en que arribaremos a puerto. Sea en días propicios, o ya sea en días de tormenta,
siempre y cuando esos rieles estén bien tendidos, y los durmientes bien sujetos
a tierra.
Tren o nave que
tenemos que ofrendarla a nuestros pueblos para hacer de ellos comunidades
hermosas, felices y fortalecidas.
3. Por esas
líneas
férreas
Soñar entonces no es tontería, ni pérdida
de tiempo ni divagación. Soñar entonces es más bien un deber.
Hay que soñar más y mejor, de distinto modo
y con rigor.
Hay que soñar y empuñar nuestras
herramientas enrumbando por esos horizontes abiertos y de promisión buscando y
encontrando senderos.
Haciendo todo lo posible para que nuestras
manos amasen, moldeen y configuren la realidad en la medida de esas imágenes y de
acuerdo a esos anhelos.
Para que luego los acontecimientos vayan
por esas líneas férreas tendidas por las rutas que nos señalan las ilusiones y
la creatividad más favorables, nobles y acrisoladas.
4. El otro
extremo
Los románticos como escuela literaria y movimiento
en el campo del arte y la cultura, fueron los primeros en reconocer a la
imaginación como fuerza creadora y le dieron el poder que ahora ella tiene.
Antes, nadie se atrevía a proponer al
hombre como un ser creador ni soñador pues eso resultaba irreverente frente a quienes
predicaban la inefabilidad del mundo concreto y objetivo. O el otro extremo: de
las creencias que postulaban todo como hechura divina y acabada, y como tal
incontrastable e incuestionable.
El destino de cada uno de los seres humanos
se daba como inscrito y previamente prefijado, y que tan solo teníamos que
asumir y sobrellevarlo resignadamente. La perfección de la obra de Dios o la
idea de cambiar el mundo era algo que no se concebía ni entraba en discusión,
dado que plantearlo hubiera sido hasta sacrilegio y blasfemia hacerlo.
5. Soñar
y crear
Porque aquellos eran tiempos en que se
sostenía que el único creador y soñador es Dios. Que nosotros solo descubrimos,
desciframos, asociamos u ordenamos de diverso modo lo ya concebido y existente.
Porque todos los paradigmas y modelos ya estaban preestablecidos, elaborados y sancionados.
Y que lo único que podemos hacer es develar
esas estructuras, novedosas en su presentación, pero predeterminadas en su
esencia. Quizá lo único que podíamos hacer era solo asociarlas a otras,
construyendo de ese modo solo nuevas relaciones y osadamente alterando sus
procesos. Entonces no se podía soñar, porque los sueños atentaban contra esas
concepciones
Pero, fue primero con la Revolución Francesa que el hombre reconoce y asume el atrevimiento no solo de ser un sujeto de Derechos, sino de soñar y crear destinos propios para cada ser humano en particular, y para la sociedad en su conjunto, como algo general.
6. Ahora
y aquí
Porque soñar es ser trascendentes y
lanzarse a imaginar mundos nuevos dando importancia a la libertad.
¡Claro que antes hubo manifestaciones
importantes de creatividad! Pero en aquellas etapas de la historia no se atrevía
a soñar, ni actuar para concretar mundos nuevos sobre la faz de la tierra.
Por eso, tanto como seres idealistas se
necesitan personas que construyan en base a los sueños que ellas mismas
concibieran. Tan es así que Vincent Van Gogh tiempo después afirmaba:
Sueño mi pintura
y pinto mi sueño.
La clave es soñar en grande, alto y lejos.
Por eso, al levantarte cada mañana saltar sobre el lomo del caballo de tus
sueños y recorrer el mundo, imaginando lo que más anheles, lo cual es una
manera de hacerlo ya posible de concretarlo ahora y aquí.
7. Que nos
redimen
Estos sueños son los que hacen cada vez
nuevo el mundo.
Son los que reinventan la realidad y
fundamentalmente al hombre en una dimensión más esperanzada, elevándolo a
niveles superiores de realización.
Sueños que crean una nueva humanidad. Que
nos prodigan un nuevo manojo de ideales en los cuales creer y por los cuales
luchar.
¡Que nos redimen!
Sueños capaces de exorcizar nuestras privaciones,
escaseces y miserias.
Y descubrir que por el hecho de vivir
tenemos como posibilidad la de enrumbar nuestra existencia hacia maravillosas y
sagradas tierras prometidas.
reproducidos, publicados y difundidos
citando autor y fuente
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