José Gabriel Condorcanqui, o Túpac Amaru, nace el 19 de marzo del año 1738 en el barrio de Arco Punco en Surimana, poblado perteneciente a la provincia de Canas al sur del departamento del Cusco.
Descendía en línea directa de doña Juana Pilcohuaco,
hija del Inca Túpac Amaru I, quien a su vez fuera hijo de Manco Inca y nieto de
Huayna Cápac, quien fuera ajusticiado por el Virrey Toledo en 1572 en la Plaza
de Armas del Cusco.
José Gabriel era el segundo hijo de don Miguel
Condorcanqui, gobernador de Surimana y de doña Rosa Noguera; quien desde los
tres años fue huérfano de madre, pues ella murió en 1741 a la edad de 30 años,
y su padre contrajo nuevas nupcias, criándose desde entonces bajo la tutela de
algunos tíos.
En 1750 muere su padre, cuando él tenía 12 años, como
también muere su hermano mayor, quedando él como el heredero del cacicazgo y cabeza
principal del linaje que le correspondía como patrimonio, en donde Túpac Amaru
es el apellido de su estirpe y linaje, y que significa: “serpiente que resplandece”.
Casa donde nació Túpac Amaru en Surimana
2. Condición
del hombre
Reivindicaba Túpac Amaru en todo momento su ascendencia
de Inca, siendo respetuoso y devoto de su herencia cívica y su veneración por
el imperio incaico, de allí que cuidaba su prestancia y majestad; y se
consideraba aludido en todo reclamo y en toda situación que requiriera la
defensa de los derechos conculcados a la población indígena, para después
encarnar la representación de su pueblo y la razón de su lucha de justicia
social para sus hermanos de raza.
Y es esto lo que conmueve en el movimiento de
reivindicación que él encabezara con total y plena raigambre e inspiración,
consciente de la legitimidad que le inviste. Para entroncarse con el pasado
milenario de su ancestro, gestionando primero para detener y poner fin a los
delitos de lesa humanidad que se cometían; liderando luego una rebelión,
legitimada en la autoridad de Inca que él tenía su conductor, insurrección que fuera
gestada desde abajo y desde el fondo del dolor y del padecimiento más acerbos que
esta vez así se expresara.
De allí que este movimiento siga concitando tanta
adhesión, hecho que también se debe a su vínculo con lo popular, a su cohesión con
lo indígena y a su carácter rural, realidades que nunca dejarán de existir.
Incluso de su carácter campesino que permanecerá siempre sobre la faz de la
tierra, porque no imaginamos el trigo, la papa y el maíz cultivado en probetas
ni por robots, ni en las ciudades. Porque en todo ello la esencia en realidad
no es la función misma sino la condición telúrica inherente al hombre, a su
esencia y al fondo maternal y de matriz que nos conforma.
Monumento a Túpac amaru en la plaza de Surimana
3. Hermanos
nuestros
De allí que la adhesión a la gesta de Túpac Amaru sea
a ciegas, con fe absoluta e inquebrantable en su signo y su reclamo. Porque
siempre estará presente en el alma humana y por órdenes vitales el anhelo de un
mundo justo para todos. Donde la salud no tenga precio, las mujeres no tengan
que venderse y los niños no tengan que delinquir para proveerse de su sustento.
Donde los ancianos no se vean privados de un lugar donde vivir y dormir
apacibles.
En todo ello tomando como referente al mundo andino,
en donde existió protección para todos, donde no había ni una sola persona
abandonada en la calle ni a su suerte. Donde se hizo una razón de estado los
principios de la solidaridad y la fraternidad humana universales, y que
constituye nuestra herencia inapreciable y de gloria en nuestras manos.
De allí que cada día nos convenzamos más del
privilegio y la responsabilidad de haber nacido en un país como es el Perú. En
donde nos emociona que haya habido, siga habiendo y se levanten indestructibles
más hombres y mujeres valerosos, consecuentes y auténticos, como lo fueron y lo
son Túpac Amaru y Micaela Bastidas que nos inspiran a ti, a mí y a tantos
hermanos nuestros que aquí nacimos.
4. Querer
y amar
Lo que explica la motivación de Túpac Amaru y Micaela
Bastidas para iniciar y emprender su gesta libertaria es la cultura andina de
la cual él es el depositario y trasmisor. Distinta a la europea u occidental
trasplantada. Mundo aquel en donde no había puertas en las edificaciones. ¡Había
entradas y salidas, eso sí! Lugares por donde entrar y salir, pero no atajos,
trancas ni topes.
Porque si no: ¿dónde se ha encontrado algún vestigio
de alguna puerta que cerrara, tapara o impidiera el paso hacia algo? O, ¿dónde
se puede observar incisiones en las piedras de entrada en donde se dijera:
estos son los apoyos de los goznes o bisagras donde se colocaron las puertas
que se abrían y cerraban? No hay, porque este es un mundo franco, abierto y
solidario.
Había entradas sí. Las mismas que eran trapezoidales,
en cuyo marco se ponían las mejores piedras por su textura, coloración, y por
el espíritu generoso que animaba todo. La entrada era lo más hermoso de toda la
construcción. Porque todo aquí antes de la llegada de los europeos era un mundo
piadoso, porque se reconocía y comprendía que la vida se había hecho para querernos,
respetarnos y amarnos. Y todo ello fue lo que inspiró a la gran gesta de
reivindicación del mundo perdido.
Ejecución de Túpac Amaru y Micaela Bastidas
5.
Influyó
sabiamente
en él
No lo inspiró
nada que fuera ajeno ni externo, sino propio y genuino. Pero, ¿en dónde podemos
encontrar la fuente para sus propuestas visionarias tan coherentes con nuestra
realidad?
El ideólogo
inspirador de esta rebelión fue un hombre nacido doscientos años antes de que
se desencadenara esta conmoción y vorágine. Mestizo por ser hijo de una ñusta
incaica y de un capitán español, quien escuchó en sus “niñeces” el relato oral
de boca de sus tíos maternos acerca de la grandeza del imperio incaico.
Él fue el
Inca Garcilaso de la Vega, principalmente con su obra los Comentarios Reales de
los Incas. Este nexo es fundamental para situar y valorar en su justa dimensión
a las ideas como germen y a las emociones auténticas como claves, a fin de cultivar
un acercamiento pleno y total hacia aquellas nociones, y para que se entienda
que ni son inocuas ni son ajenas, ni son gratuitas.
Así, el punto
de la mayor significación de aquel suceso es la estrecha ligazón que tuvo este
levantamiento con los Comentarios Reales de los Incas, obra de la cual Túpac
Amaru fue asiduo y ferviente lector, y que influyó sabiamente en él y en su
movimiento emancipador.
6.
Por villas,
aldeas
y bohíos
Vale reiterar
en todo esto que se olvida frecuentemente recalcar que Túpac Amaru fue un
hombre cultivado en letras y ciencias. Y un gran lector, constante y consumado.
Y todos sus
biógrafos destacan cómo él fue influenciado por aquel libro apasionado de los
Comentarios reales de los Inca, del a su vez Inca Garcilaso de la Vega, de
quien fue continuo, aplicado y persistente lector.
Por eso, ejecutado
el caudillo y toda su familia, la corona española prohibió la circulación y
lectura de dicha obra, porque en los fundamentos de tal medida se expresa de
manera subrayada que:
“excitaba la
conciencia de nacionalidad”
Y es que
Túpac Amaru era indio culto, instruido y consciente, quien siempre asistía a
los debates de ideas que se presentaban en los claustros académicos ya sea estando
en Lima o en el Cusco adonde arribaba en su tarea de arrieraje pasando por
villas, aldeas y bohíos.
Fue incluso
quien le enseñó a leer a su esposa, Micaela Bastidas, en una época en que estaba
prohibido y era penado que una mujer aprendiese a leer.
Con insignias de su realeza incaica
7.
Unidos
en
esta gesta
La gesta de
Túpac Amaru inspirada por el Inca Garcilaso de la Vega y sustentada en el
anhelo legítimo de abolir los males del mundo es un arco de unión entre la
visión y la acción.
Es comprobar
y asumir que en la cultura hay vínculo y fusión de espacios y de tiempos.
Que hay
complementación de aportes, algunos pulsando la pluma y otros empuñando la
espada.
El Inca
Garcilaso de la Vega y Túpac Amaru se unen así abarcando incluso los opuestos y
contrarios en un ejemplo de integración y continuidad de visión, ejecución y
consumación.
Donde una es
la idea y otra es la praxis. Donde coexisten la poesía y los sueños, junto con
el clarín, la brega y el agitarse del pulso en la batalla.
Ambos
inspirados en función de los valores ineludibles que nunca debemos claudicar en
defender. Ellos dos unidos en esta gesta que al decir de don Jorge Basadre:
"hicieron
de la negación y el fracaso, la escuela del triunfo".
Y la redención del hombre sobre la faz
de la tierra.
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