Todo acaba a cada instante. Y a la vez todo
se inicia, y comienza.
El sol se hunde en el horizonte y el día se
sume en las tinieblas de la noche.
Este mismo sol moribundo y envuelto en
enrojecidas llamas y celajes volverá a aparecer radiante el día de mañana:
Y lo hará lozano, diamantino y dispuesto a
inaugurarlo todo, como una campana que toca cristalina en un día de fiesta.
Mañana en que el cielo, la tierra, las
montañas y los mares lucen esplendorosos.
¡El día de hoy se hizo viejo, para dar paso a un nuevo amanecer radiante en que un nuevo día comienza!
2.
Nace el sol
cada
mañana
¿Cuál es la perla que, como un ágata, un
rubí o una esmeralda, sobresale de todo esto en que aparentemente todo se
hunde, se entierra y fenece?
Esa diadema es la idea, noción y acto del
bien en nuestras vidas e incrustado en nuestras frentes. El bien ese diamante
que fulgura cuando todo aparentemente sucumbe.
Pero, más que una piedra preciosa es una
flor, o una avecilla que palpita y tiembla a veces aterida ante tanto infinito.
Más es un pálpito y aliento que todo lo
anima, vivifica y sustenta.
El bien que hace salir el sol cada mañana
en que el mundo nace nuevo, espléndido y bueno.
3.
Fundamento
de
la vida
Para ello, seamos coherentes con esta raíz
sustentadora. Y tanto de la vida como del cosmos. Y seamos sensatos y con
sentido común:
Para ello, cultivemos valores en el corazón
y en la mente de niños, jóvenes y adultos, creando sensibilidad, conciencia y
civismo.
Estos hechos que tienen su base en el
hogar, se proyectan al vecindario, a los centros laborales, avanzan a la
comunidad e irradian de pueblo en pueblo.
Cubren luego el ámbito de una región, de un
país y los espacios públicos en general.
Cultivar valores es responsabilidad compete
cumplir a todos los seres humanos y no solo a algunos profesionales o a algunas
instituciones.
4. Pertenecen
a todos
Porque enseñar y hacer el bien no es una
acción que se delega para que las cumplan determinadas entidades.
Esta es responsabilidad de todos los
ciudadanos sin distingos ni excepciones, porque ello es un fundamento esencial de
la vida y para la vida.
Y
tenemos que educar, como también tenemos que enseñar que los bienes públicos no
son ajenos, tierra de nadie. Ni predio de nuestros enemigos.
Enseñar que los bienes públicos no son
propicios para el saqueo, sino que constituyen los recursos más preciados.
Que ellos son lo primero que hay que
defender y respetar, porque pertenecen a todos y son sagrados.
5. Principio
de todo lo creado
Y lo son porque son la herencia colectiva
que recibimos de nuestros antepasados. Y que debemos dejarlos igual o mejor
como legado a las nuevas generaciones.
Y bienes públicos no solo las finanzas y el
presupuesto de una nación, sino también las calles, las esquinas, los jardines.
Que son tan importantes o más que la sala
de nuestra casa, y en donde no se puede arrojar basura, escupir, orinar o hacer
actividades reñidas con el buen gusto, las buenas costumbres o en conflicto con
la moral ciudadana.
Guiémonos hacia el bien siempre. El bien
que es la base, el principio y punto central de apoyo del universo. Como de la
belleza, de la verdad y el sentido que se encuentra en todo lo creado.
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