Frederick Douglass
Frederick Douglas, el gran
hombre de Estado norteamericano, consejero y amigo personal del presidente
Abraham Lincoln, nació esclavo en Maryland, en el año 1817.
Siendo niño, la esposa de su
amo, que era una mujer tierna y bondadosa, pretendió enseñarle las primeras
letras del alfabeto en el silabario.
– ¡Oye!
Exclamó enfurecido y lleno de
ira el amo blanco, al descubrir este hecho.
Quien increpó a su esposa con
tanto denuedo que le hizo soltar la tableta que ella tenía entre sus manos.
– Pero, ¡qué estás haciendo,
mujer!
2. Dejar
de ser esclavo
– ¿Por qué? ¿Qué sucede?
– ¡Qué haces!
– ¡Le estoy enseñándole a este
niño a leer!
– Pero, ¡cómo se te ocurre tal
barbaridad!
– ¿Qué?
– Pero, ¿no te das cuenta?
– No. ¿Qué? ¡Por qué tanta
cólera!
–
¡Porque si ese niño aprende a leer dejará de ser esclavo!
Fue su respuesta contundente.
3. Los cielos
se abrieron
Y le repitió la frase:
– ¡Porque si ese niño aprende a
leer dejará de ser esclavo!
Al oír tales palabras, nos
cuenta Frederick Douglas, comprendió desde ese momento cuál era el camino que
tenía que recorrer para dejar de ser esclavo; paria, siervo y explotado.
Se le reveló, como si los
cielos se abrieron y se rasgaran, cuál era el secreto para aspirar a ser un
hombre libre.
Razón por la cual dedicó todas
sus energías y desvelos, a escondidas de sus opresores, a aprender leer primero.
Y luego a devorar todo aquel
rastro y vestigio de escritura que encontrara a su paso, siempre a ocultas.
4. Haz
de luz
Llegando a ser, como de hecho
lo fue, el gran libertador de su raza, como él lo fue.
Puesto que a él cupo redactar
el decreto de la abolición de la esclavitud que luego firmara y refrendara
Abraham Lincoln.
Este hecho histórico nos
ilustra cómo la lectura es importante para ser hombres libres y resulta
fundamental para la plena realización del destino humano sobre la superficie de
la tierra.
Y todo lo anterior se plasma y
resulta cierto porque permite a una persona elegir, entre una gama muy amplia
de asuntos y materias.
Porque ella nos permite
encontrar aquella pepita de oro, haz de luz o
diamante vital que se adopta y luego se expande.
5. Nuestro paso
por la tierra
Doctrina de vida y desarrollo
personal que más nos conmueven y repercuten en nuestro espíritu.
Y que constituyen la misión que
cada hombre ha venido a cumplir en esta vida.
Pero, además, porque los libros
permiten de manera ilimitada profundizar en los temas o propósitos que cada
quien escoge.
Y esto debido a que todo el
conocimiento sobre una materia está depositado en ellos, permitiendo a toda
persona realizarse plena y lúcidamente en su paso por la tierra.
6. El ovillo
que somos
Porque si no el mundo moderno
nos enajena, haciéndonos «cosas» y nos sumerge en un cajón de baratijas.
Porque la vida se ha convertido
en una esquina estridente de ruidos ensordecedores.
Y donde nosotros no estamos
seguros de si el lugar donde nos hallamos es aquel que buscábamos y a donde
queríamos y debiéramos estar.
O quizá sea aquel en donde
estamos más irremediablemente perdidos.
Donde cabe albergar la convicción
y la esperanza de que la lectura es la hebra para encontrar el ovillo que
verdaderamente somos y buscamos.
7. Multiplica
la vida
De allí que cada vez la
reflexión, intimidad y toma de conciencia, sea que el verdadero medio vital de
la lectura, están más y más extrañadas, excluidas y enajenadas de nuestras
vidas y somos ya como sombras fantasmales y sonámbulas de la existencia.
Y es muy difícil volver al
centro de encuentro de nosotros mismos, a la armonía y paz interior, a la
tranquilidad de espíritu que debe tener cada quien para que la lectura exista.
Porque ella se da o no como una
profunda indagación y franca conversación interior con nosotros mismos, y no perdernos
sino multiplicar en cien y mil lecturas más la maravilla que es la vida, la
misma que se justifica en la medida que se la lee y se le encuentra su
significado esencial y trascendente.
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