1.
Una
presencia cotidiana al interior de nuestras casas y en el pueblo donde nací,
que es Santiago de Chuco, es la del maguey.
En cambio,
aquí en Lima donde vivo hace ya muchos años, nunca me he tropezado con un
maguey.
Y esto ya
sea como planta viva o como pedazo de caña, o de madera, o como queramos
llamarlo. ¡Así de distintos son nuestros mundos!
En cambio,
cuando recorremos el paisaje serrano lo que más vemos y llama nuestra atención
es la presencia del maguey.
Es una
planta que a ras de suelo expande un haz de hojas carnosas, grandes, de puntas
y bordes espinosos que llamamos penca.
De quien, desde su centro se eleva desafiante un tallo liso que en sus extremos lleva racimos de florecillas amarillas.
2.
Esta
curiosa planta originaria del Perú y México, llamada maguey o agave, fructifica
sólo una vez.
Para ello
demora años en florecer, y pareciera como en ello se agotara toda su energía
vital, pues luego cae languideciente.
Pero,
ocurre que, de sus capullos, como por arte de magia, la naturaleza hace surgir
nuevas plantas que se esparcen mínimas y tiernas por el suelo.
Cortada
como árbol tiene una pulpa blanda que en los pueblos andinos la utilizamos para
fabricar todo tipo de juguetes artesanales.
Eso sí,
cuidando que sus fibras tiesas no se incrusten como espinas en los dedos ni en
las palmas de las manos.
De ella
hacemos muñecos, barcos, aviones; como aves, ovejas, peces, modelándolos de
acuerdo a nuestro gusto, antojo y capricho.
Árbol del maguey útil para construcciones
3.
Nuestros
antepasados los incas empleaban la savia del maguey como ungüento para
desinflamar golpes y moretones.
Y el jugo
de las hojas como "cola" para el blanqueo de las paredes de sus
viviendas.
Las
resistentes fibras de sus hojas servían y sirven para la fabricación de cables
destinados a sostener los elevados puentes colgantes que se tienden sobre los
ríos torrentosos,
En
nuestros días se usa el maguey para la confección, de todo tipo de tejidos,
sogas, redes de pescar.
Y sus
tallos corno vigas en las construcciones andinas, como cercha en los aleros. Y
revestidas de barro como paredes de las viviendas humildes.
Y
cívicamente como astas de bandera en las escuelas de mi comarca enclavada en el
mundo andino.
De él hacemos el mástil de nuestras banderas
reproducidos, publicados y
difundidos
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le rogamos, por favor, hacérnoslo saber.
La penca y el maguey presente en la vida de los pobladores andinos. Las mujeres campesinas las utilizan los pencas para secar su ropa, las frazadas, ponchos y otras prendas para que se sequen en el sol. El maguey se altivo, solitario como quisiera unir a la tierra con el cielo. Los campesinos lo utilizaba para sacar la cabuya para hacer las sogas tan necesarias para amarrar la leña, para uncir los bueyes y otros menesteres propios de la vida rural. Ver estas plantas me llenan de ternura y me traslada a los años de mi niñez donde pude gozar del sentimientos que me despertaban estas inolvidables plantas.
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