Los Pallos es un conjunto
bravío de danzantes, envestidos de aliento y fuego sagrado en el alma,
flameando el coraje en su cuerpo y trasmitiéndolo al viento.
Danza guerrera, viril; de
acendrado arrojo y pundonor ante las adversidades. Danza de la gente de a pie,
de humus, de gleba, de poncho y rebozo de arcilla.
Danza de los retados con la
soledad de los caminos y las noches lóbregas sin estrellas; apenas iluminados
por los sueños e ilusiones engarzados en el firmamento interior.
Desafiados con el cierzo,
la neblina y la nevasca. De quienes vienen y van desde
y hacia los rincones más hondos, como bajan de las cúspides y las jalcas más
empinadas.
2.
Un prioste
cruzado
Danza brotada de los surcos
y de las espigas: de los sembríos; del amanecer del sol en las cumbres
inaccesibles.
Danza de mi pueblo, que se
ensaya, solo por la rebeldía de hacerlo, en las parvas de trigo que se alzan al
borde de los caminos y los abismos.
Y, por eso, es danza
verdadera de mi pueblo inocente y sufrido. De mi pueblo que sueña, que venera y
que cree.
Danza que bailan los
guerreros del Dios Catequil.
Aunque hay quien se burla
de esto que digo, y muestra la imagen de un prioste
cruzado del siglo XV español.
Idéntico en la vestimenta
al pallo de mi tierra Santiago de Chuco.
3. Nos
herían
Y blanden y relucen una
cita histórica de que el pallo de Santiago de Chuco es entones vino de la
península europea en algún barco bamboleante.
Y que llegado aquí primero
danzó en Lima y la cruzó para luego internarse en la serranía. Y confundirse
con los roquedales y ríos abruptos de mi querencia.
– ¡Y eso qué! –Les digo yo.
Y me callo, para en mis
adentros yo mismo seguir diciendo:
¿Acaso no es cierto que,
dentro de las imágenes hispanas, nosotros hemos puesto, por sincretismo, lo
nuestro y lo propio?
¿Que ahí nos hemos
ocultado, porque todo nos estaba prohibido y sancionado? ¡Y al final por
revelar nuestra identidad nos herían y nos mataban!
4. Dar
nacimiento
Así, dentro de la Virgen de
la Candelario o de la Mamacha Mercedes, ¿acaso no hemos puesto a Mama Pacha y a
Mama Quilla, la luna?
¡Y a la Mama Cocha! ¡Que son
la tierra, el sol, y el agua juntas! ¡Y que adoramos!
Y dentro del corazón del
Cristo de Pachacamilla o el Señor de los Temblores, o el Señor de los Milagros,
¿qué hay?
¿No hemos puesto, acaso, el
latido y el temblor del Dios Pachacamac? ¿Y nuestro propio temblor cavilante y
asombrado?
¿Acaso, elegir o escoger no
es también fundar y dar nacimiento? ¡Por supuesto que
sí!
5. Nuestra
tierra
Cuando elegimos algo
visible lo hacemos por algo muy íntimo, muy hondo e invisible.
¡Y más cuando se escoge lo
que desapareció en todo otro ámbito y lugar!
Porque, si es así, ¿en
dónde más se adoptó el pallo ahora? ¿En qué lugar del mundo, bajío, aldea o
rincón?
¡En ningún otro sitio hay
Pallo! No hay en otro lugar, ni del Perú, ni de América, ni de España, ni del
mundo.
Y lo baila la gente que
nunca salió de allí. Que siempre se quedó aquí. ¿Entonces?
¿Acaso no vale la adopción
también como origen? Porque, se elige algo que corresponde a nuestra identidad,
a nuestra tierra y a nuestra alma.
arrecia
Yo, si ese fuera el caso,
reivindico el acto de escoger y adoptar. Igual que al de nacer, como cuando
escogemos al ser a quien amamos.
Como ocurre al elegir a la
mujer a quien amar y con quien nos unimos, dándole toda nuestra sangre, nuestro
aliento y nuestros sueños.
De allí que, incluso si
fuera así, de que vino la imagen de afuera, eso no quita que yo en esencia y en
presencia sienta y piense que en el pallo habita y palpita lo mío.
Y yo con ellos danzo, como
un guerrero del dios Catequil. Y yo con ellos me confundo con mis colinas y
quebradas.
Y entro y me quedo en la
casa de mis paisanos chucos de los parajes donde el viento sopla y la lluvia
arrecia.
7.
Que sabe
amar
Porque esta es danza,
señoras y señores, de campesinos, identificados con los cerros, con los frutos
de la tierra, con las piedras que sienten y luchan.
Y dejémonos de citas de
textos y de erudiciones vanidosas en donde ostentamos y pontificamos de ser
sabihondos.
Porque esta es danza que se
consustancia con todo lo humilde, desasido y todo lo que hay que reivindicar en
este mundo.
Con el campesino que tiene
el alma grande, generosa y servicial. Que sabe amar, ser tierno y candoroso. Que
adora a la tierra, al agua, a los elementos naturales prístinos y sencillos.
Y quien se abraza con todos los hombres de la tierra en un abrazo
que son todos los abrazos.
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