jueves, 1 de abril de 2021

1 de abril. Nace en Santiago de Chuco Luis Felipe de la Puente Uceda. / Semilla que brota.


1 DE ABRIL
NACE EN SANTIAGO DE CHUCO
LUIS FELIPEDE LA PUENTE UCEDA



Luis Felipe de la Puente Uceda
Pintura de Yaldo Leiva



SEMILLA
QUE
BROTA

Danilo Sánchez Lihón



Tienen ustedes razón de creer
en Luis de la Puente Uceda
porque ese tipo de hombres
suelen cambiar la historia.
Jean Paul Sartre


1. Razones
puras

 Luis Felipe de la Puente Uceda es un héroe popular, quien nació el 1 de abril del año 1926 en Santiago de Chuco, tierra de César Vallejo. Y quien al frente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR, se levantó en armas el 10 de junio del año 1964 en el valle de La Convención en el Cusco.

Todo ello a fin de instaurar una patria socialista. Su movimiento fue develado y murió el 23 de octubre del año 1965. Era un hombre de virtudes excelsas, comprometido con los valores más sublimes y con los más caros ideales del Perú, su patria. Sin embargo, era a la vez un ser sencillo:

Quien llevaba a su tierra natal libros para donarlos a la biblioteca municipal, en su pueblo organizaba olimpiadas deportivas, hizo con sus amigos las bancas de la plaza de armas de Santiago de Chuco; traía a la Banda de Músicos de Julcán, organizaba el baile de disfraces de los carnavales

He aquí algunas razones puras para reconocer a Luis Felipe de la Puente Uceda como a un héroe, un prócer, un abanderado y un patrimonio de la humanidad:

 

Luis Felipe de la Puente recostado a su padre


2. Dentro

de la legalidad

 

Era valeroso y honrado.

Encarna todos los valores humanos: fue intachable en su conducta, su acción tiene todas las condiciones de martirio y de heroísmo. Sabía que iba a morir, de allí que su vida tenga el sello indeleble del sacrificio y la inmolación.

Es un guerrero insigne, comparable en el Perú a José Santos Atahualpa, a Túpac Amaru, a Grau y Bolognesi.

Se alzó en armas dentro de la legalidad, vistiendo uniforme militar y en el marco de las Convenciones de Berna y de Ginebra, enfrentándose con el ejército mejor preparado de ese entonces, superior en fuerzas quinientas mil veces más a las que él poseía.

Amó la cultura popular, tocaba la guitarra, compuso huaynos y yaravíes. Y cantaba a voz en cuello: “Yo quiero que a mí me entierren / como a mis antepasados / en el vientre oscuro y fresco / de una vasija de barro”. 



Su casa en Santiago de Chuco


3. Intelectual

luminoso

 

Amó entrañablemente a su tierra natal, Santiago de Chuco, a la que consagró sus mejores emociones, visitándola siempre, participando de sus festividades, asumiendo sus costumbres y en donde tuvo especial dedicación a la juventud.

En Santiago de Chuco fundó la Asociación 7 de Junio y después la Federación de Estudiantes Santiaguinos organizándose para obsequiar bancas para la plaza de armas y libros para la biblioteca municipal.

Es un intelectual luminoso en el ensayo, la narrativa, en la oratoria política. Igual en la investigación social.

Son sus palabras las siguientes: “El marxismo tiene que respetar la fe y la forma de vivir de la gente”, dichas ante jerarcas, comisarios, burós y cofradías; seguro e incólume en las convenciones más ortodoxas de esa orientación. 


Luis Felipe de la Puente Uceda


4. Aún

por nacer

 

Es un maestro y un guía cuando escribe cuentos y parábolas, encaminados a hacer comprender algunas verdades de la estructura social y el cambio necesario del sistema, utilizando un lenguaje de imágenes, con argumentos sencillos y explicaciones didácticas.

Escribió breves apólogos para sobre ellos tender el aparato doctrinario e ideológico que quiere hacer entender, primero develando, poniendo al descubierto el engaño y luego construyendo una verdad nueva, donde se lo siente sabio, noble y superior en estos discursos metafóricos.

Explicó su decisión a su esposa, consecuente y fiel hasta ahora, y se despidió de ella, de su hijo Juan Ernesto, quien contaba apenas un año y seis meses de nacido y de María Eugenia, aún en el vientre de su madre, y por nacer.



Grupo de amigos en Santiago de Chuco.
Luis Felipe de la Puente Uceda con sombrero

5. El Apóstol

por delante

 

Como político fue coherente primero con sus conclusiones en el análisis de la realidad, y luego con los principios que adoptó como consecuencia de sus reflexiones para orientar su acción revolucionaria.

Fue absoluto en su decisión y disponibilidad de luchar, pese a sus limitaciones y desventajas de salud, a fin de desterrar la ignominia, legándonos una herencia de valor, de generosidad, de renuncia a las comodidades, halagos y complacencias del sistema.

Fue un hombre imbuido de ideales y de mística política, social y cultural. Pero también de convicciones religiosas profundas: “Nada se puede hacer sin fe”, decía.

Adoraba al Apóstol Santiago el Mayor de su pueblo y su festividad del mes de julio, hacia donde llevaba la Banda de Julcán, y dijo a sus correligionarios: “La revolución social en el Perú vamos a hacerla, pero con el estandarte del Apóstol por delante”.

 

Luis de la Puente. Pintura de Eladio Ruiz Cerna


6. Lo alentaba

el amor

 

Ninguna componenda, ningún lujo, ninguna prebenda aceptó ni pudo manchar su vida. Se negó sistemáticamente a postular a ninguna sinecura, cargo público, curul parlamentaria o alcaldía.

Rechazó todo electorerismo. Rehusó el dinero y todo vínculo con ricos y poderosos. Su vida estaba signada por lo auténtico, lo exacto e incorruptible.

Era un hombre bueno, quien prodigaba una profunda generosidad y adhesión a los pobres y desheredados de siempre en el Perú, América y el mundo.

Fue un esposo y padre de familia tierno y amoroso, profundo en sus sentimientos hacia su hogar, el mismo que tuvo que abandonar en aras de sus ideales.

Lo alentaba el amor y no el odio, amor principalmente a los desfavorecidos por la fortuna, a los indígenas como a los niños. Por todo eso, escribí:


Luis Felipe de la Puente Uceda


7. Renace

siempre 



ÉL NUNCA MORIRÁ
EN EL ALMA DE LA GENTE

Joven,
siempre joven es Luis Felipe
de la Puente.
Por su amor ágape, solidario
y consagrado;
a su tierra, su pueblo y a sus
ideales.
Honesto, luminoso y sabio.
Un ser
bueno, y de corazón sencillo.
Por eso
él es pendón de esperanza
y camino.

Hombres
que convirtieron su sangre en
sentido
trascedente, y en semilla que
renace
siempre en el alma de la gente.
De allí
que seres como él son ejemplo
y nunca
mueren. Y cada vez se los ve
en el horizonte.
Por eso, ¡Viva Luis Felipe de
la Puente!

 

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