Hoy es día del Inti Raymi o Fiesta del Sol en el mundo
andino y en toda la vastedad del Tahuantinsuyo con sus cuatro grandes ámbitos o
regiones. Así: El Collasuyo, al sudeste, simbólicamente la región de la llama que
es el suyo más grande, comenzando en Urcos, al sur del Cusco.
El Chinchaysuyo, al noroeste. Simbólicamente es la
región del tigrillo, con su capital en Huánucopampa. El Antisuyo, al noreste.
Simbólicamente la región del jaguar. El Contisuyo, al oeste. Simbólicamente la
región del cóndor.
Es por eso el Inti Raymi fiesta principal del
Tahuantinsuyo, fiesta señera que se festeja en todos los confines del imperio,
empezando por el Cusco donde es presidida por el mismo Inca.
Y que se extiende en toda comarca en donde haya
presencia humana que se organiza en grupos y en comunidades solidarias.
2. Fuego
sagrado
Es el Inti Raymi fiesta oblativa al sol como dador de
vida, como divinidad suprema, hijo de Apu Kun Ticsi Wiracocha, el creador del
universo.
Al sol que es garante de vida y energía para que todo
se active y cobre movimiento y esplendor.
Celebramos en el Inti Raymi, que es fiesta del alma,
del ser integral vinculado a la naturaleza y al cosmos benigno.
Y lo celebramos con cantos y bailes a la vida que se
manifiesta en las plantas que brotan y crecen, en el agua que corre desde los
manantiales fecundando los campos sembrados, saludando al viento que sopla y al
fuego que arde
Fiesta del brillo, de la luz, de la claridad del día.
Fiesta de lo espléndido y radiante, en que se renueva el fuego sagrado que
alienta a la vida.
3. Gratitud
y homenaje
Revela la festividad del Inti Raymi aspectos
fundamentales de nuestra cultura ancestral; cuales son:
En primer lugar, el carácter sagrado con que veneramos
cada manifestación de la naturaleza: los animales, las plantas, el agua y el cosmos
en general.
Manifiesta la índole matinal de toda nuestra
concepción, comportamiento y de cada aspecto de nuestro sentir, pensar y
quehacer, exaltando en ella todo lo que es luminoso, afirmativo y fecundo.
Asimismo, el cultivo del arte de manera consumada, de exaltación de la vida y de gratitud y homenaje a todo
lo existente: a los ríos, las montañas y las estrellas del firmamento.
4. El ámbito
sideral
Pero un detalle que no debe escapar es el cultivo de la
excelencia científica, donde la precisión astronómica está basaba en juiciosos,
prolijos y múltiples sistemas de observación.
Todo esto se puede constatar en la multiplicidad de
adoratorios que a su vez son observatorios astronómicos, en los monumentos
solares.
Se lo puede reconocer también en los sistemas de
orificios aéreos que lucen los edificios públicos
Incluso, para las mediciones astrales contamos con
vasijas de barro, y ceramios de uso ceremonial
En los cuales se deposita agua sobre una superficie
cóncava, y que vienen a ser nuestros telescopios, herramientas que proyectan
nuestros ojos hacia el ámbito sideral.
5. Exacta
ubicación
Estos instrumentos tienen un sistema de señales en
base a huecos y relieves que nos permiten registrar evoluciones matemáticas de
los cuerpos celestes.
Es en estas superficies en donde se ven reflejadas las
estrellas y constelaciones del firmamento los huecos negros y la expansión
asombrosa de nuestro universo.
Sabiendo de ese modo su exacta
ubicación, y solo al verlos posarse en un determinado punto del recipiente,
sabemos de qué modo influye en la vida agrícola.
En ellos la ubicación de los planetas, y de todo
cuerpo celeste, es captada con total perfección y nitidez, como toda
información es almacenada adecuadamente en la memoria a través de los quipus.
6. Los harawis
y hayllis
Siendo así, nuestra cultura incaica es helíaca por ser
su eje el sol. Y nuestra religiosidad lo reconoce por su figura esplendente,
como hijo de Apu Kun Ticsi Wiracocha, el dios creador.
Y entre nosotros es en el astro diurno que se
representa el círculo de sabiduría de la vida. Y en la luna su compañera que lo
acompaña dulce y solidaria en la misión que cumple en bien de todos los seres
creados y por crear.
Las puertas de las casas se construyen en dirección de
la salida del disco solar. Los terrenos se trabajaban bajo su radiante
claridad.
El brillo del rostro y de los brazos, efecto del sudor
generado por el esfuerzo bajo la luz del sol, se destaca en las composiciones
de conmemoración y en los poemas de apoteosis y celebración como son los huainos
y pirhualas, los harawis y hayllis.
7. Lo noble
y lo tierno
Por eso, todas nuestras actividades significativas las
hacemos a la luz del sol. En la cultura andina honrar hasta ahora tiene el
sentido de glorificar la vida que bajo su poder germina, crece y madura.
A cuyo abrigo nacen, se crían y sustentan las especies
y los frutos. Todo aquello que alimenta nuestro cuerpo y nuestra mente. Y cuya
luz brillante es tomada como metáfora de conocimiento, virtud y sapiencia.
Y así como esperamos aquí nosotros hoy la salida del
sol en la plaza y junto al Inca, lo hacen en las calles, en las colinas y en
los caminos todos los hombres y mujeres.
Así en las cumbres de los cerros y en las llanuras
estupefactas de todo nuestro vasto territorio. Todas las familias estrechamente
reunidas: varones y mujeres, ancianos y niños exaltamos lo noble, lo tierno y
todo aquello que construye y edifica.
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