En la vida del deportista peruano
Daniel Carpio Maciotti, la gloria más alta de la natación nacional, nacido en
Sicuani, Cusco, se registran hazañas extraordinarias que él realizó como
pruebas de fortaleza física y moral.
Pero, así como aquellos hechos concretos,
como proeza y portento, pongamos por caso haber vuelto a cruzar nadando el
Estrecho de Gibraltar en el año 1993 a los 83 años de edad, hay otro que quisiera
referir.
Cuál es que quiso volver a intentarlo a
los 99 años de edad. Y anheló hacerlo como prueba de integridad física y de una
recia longevidad.
Para eso se preparaba y lo declaró el
año anterior a la fecha que había programado concretarlo, es decir cuando cumplió
98 años estando en Buenos Aires, Argentina, y en ocasión en que se lo
entrevistara desde el Perú. Pero lamentablemente la muerte lo sorprendió el 19
de agosto del año 2009.
2. Es
conmovedor
De allí que él sea un referente
importante para toda nuestra población en cuanto a la autosuperación, al
trabajo disciplinado y a tener muy en alto los ideales.
Pero, acaso, ¿no es conmovedora esta
constatación? Y el personaje, ¿no es digno del mayor cariño, respeto y
admiración? ¡El que a los 99 años de edad ensayarse para cruzar esas aguas turbulentas
y arremolinadas!
Cuando muchos que llegan
sorprendentemente a esa edad, creen que están condenados a la postración, a no
levantar los pies del suelo, se imposibilitados hasta para dar un paso y alzar
la mano.
Él, sin embargo, se impuso volver a
cruzar el Estrecho de Gibraltar nadando en aquel fuerte oleaje, aguas que son
repentinamente frías, y cubriendo la distancia de 14 a 44 kilómetros que tiene
dicho estrecho.
3. Más
presente
Y es relevante este hecho porque Daniel
Carpio Maciotti escogió la natación a fin de realizar y alcanzar las conquistas
que se prometió, a sí mismo, cumplir. Y para ello se fijó metas.
Y se obligó a que estas fueran pruebas
sorprendentes, preparándose para ello con todo rigor, de manera austera y
sacrificada a fin de realizarlas.
Queriendo siempre ser un ejemplo para
la juventud, un referente y un espejo en el cual nos mirásemos con vigor, orgullo
y complacencia, dedicando en todos los casos sus triunfos al Perú.
Para lo cual fue muy estricto en sus
prácticas y entrenamientos, como si recién las fuera a emprender, él que había
realizado estas gestas continuamente.
4. Auténtica
peruanidad
Si es así, lo grave, lo inicuo y hasta
una traición sería que lo olvidemos. Y esto, ¿en la responsabilidad de quienes
está? En la de aquellos que tenemos el ejercicio de la palabra oral y escrita,
como somos los maestros, los comunicadores y promotores culturales.
No de los niños y jóvenes, que ellos
esperan que seamos los mayores quienes les dan referencias de estas vidas arquetípicas,
ejemplares y hasta heroicas.
Tengámoslas entonces más presente en
nuestras existencias, entre nuestras efigies y nuestros símbolos, en nuestras
canciones, relatos, poemas y celebraciones.
Que ante tanta inconducta de que nos
colma la prensa y habladurías de la gente, ante tanto corrupto a quienes se les
dedica hasta portadas de revistas y periódicos, erijamos estas figuras de
auténtica y verdadera peruanidad.
5. Un referente
de valor
Con sus victorias esforzadas y
gloriosas él quiso exaltar a su patria, por un lado; y, por otro, ser espejo,
lección o muestra, principalmente para la niñez, hecho realmente conmovedor que
alguien se imponga ser esa imagen edificante.
Pero la hazaña sin lugar a dudas para
todos más significativa, y hasta suprema, fue su decisión y preparación para
volver a cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar a los 99 años de edad.
Por eso, es en este magisterio radica
el rasgo más importante y trascendente de su proeza vital y epopeya.
Que por ser así son vidas eternas. Por
querer que su nombre y su figura se perpetúen como paradigma, modelo y canon.
¡Eso es lo asertivo y justificado en la vida!
6. Sitial
en la historia
Y no lo que hacen tantos innombrables y
que parece gente instruida, pero ni siquiera eso demuestran que lo son, que se
afanan más bien en llenarse de plata. Y que en tal cometido no se afanan en
crear empresas sino en asumir cargos públicos y de funcionarios del estado.
Postulando para eso en ser representantes
de la nación en nuestros congresos y parlamentos, o en el poder ejecutivo de
nuestras naciones, o bien en el poder judicial, o en la magistratura y fiscalía
de nuestras repúblicas en donde delinquen a diestra y siniestra.
Respecto a quienes desde el llano nos
preguntamos: ¿A estos personajes no les importa su nombre, su imagen y el de su
familia? ¿No les interesa el prestigio de su país? ¿No tienen la más mínima
noción de que lo más importante en la vida es la honra, el respeto y hasta la
admiración de su comunidad? Y el tener un sitial de mérito, de honor y
distinción.
7. Paradigma
universal
Por eso es necesario volver los ojos a
los buenos ejemplos como la de Daniel Carpio Maciotti.
Que son vidas en quienes la muerte se
reduce a ser apenas un mero y simple accidente. En donde la muerte deja de
tener su negrura y su tiniebla, y apaga hasta su misterio y su horror.
Cuando se impuso en querer ser ejemplo,
en erigirse como modelo, y en el vivir con lo mejor de sí mismo para los demás.
En querer ser un referente de valor inigualable
para la niñez y la juventud, asumió una conducta de disciplina, de ejercicio
continuo y de valor.
Vidas así contribuyen a formar una gran
familia y una gran nación; hecho que al haberlo logrado plenamente convierte a
Daniel Carpio Maciotti, más conocido como Carpayo, en un paradigma
universal.
Los textos anteriores pueden ser
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