lunes, 30 de septiembre de 2019

30 de septiembre. Fundación del Imperio de los Incas. Manco Cápac y Mama Ocllo


30 DE SEPTIEMBRE
FUNDACIÓN 
DEL IMPERIO DE LOS INCAS


MANCO CÁPAC
Y
MAMA OCLLO


Danilo Sánchez Lihón



 Dibujos:
Nobuko Tadokoro


1. Ejemplar
castigo

Hace mucho tiempo, Wiracocha, creador de todas las cosas, había castigado a su pueblo dejando ruinas y desolación donde antes la naturaleza era pródiga.
Florecían las plantas y verdecían los bosques, susurraba el agua en los arroyos y correteaban alegres y jubilosos los animales por el campo.
¿Qué había provocado tanta ira y cólera en el poderoso Wiracocha?
Supaya, el espíritu del mal, había sembrado vicios, mezquindades y desorden en el corazón de la gente y el padre creador, dolido y desengañado, quiso enviar ese cruel y ejemplar castigo. 


2. Perduró
milenios

Por eso provocó cataclismos. Hizo temblar inclementemente la tierra. Se desbordaron las aguas de lagunas y ríos, llegando hasta los más altos montes de la serranía.
Soplaron vientos huracanados. Cayeron heladas e invadió una implacable sequía por todos los confines.
Los hombres huían aterrorizados.
Los que pudieron salvarse buscaron refugio en las cuevas; perdiendo toda su memoria y todas sus virtudes. Perdieron su sentido de familia y de seres colectivos.
Se convirtieron en seres huraños, apartados y agresivos, viviendo como bestias indómitas.
El castigo entristeció a Wiracocha, y perduró milenios en los cuales sólo reinó la aridez y el silencio.


3. ¿Qué
ocurre?

Pero un día Inti, el hijo más querido del dios, se aproximó a su padre y le habló de este modo:
– Padre y señor mío. Creador de todo lo creado y por crearse. Corazón bienhechor y magnánimo: éste tu hijo, humillado ante ti y acongojado por lo ocurrido, te suplica que ya se calme tu cólera.
– ¿Qué ocurre, hijo mío?
– Que no es bueno, padre mío, que los míseros mortales deambulen en la tierra cual fieras abandonadas.
– Dime hijo, ¿he de crear una nueva progenie?
– No es necesario, padre. Permite más bien que dos de mis hijos, en realidad lo mejor de mi linaje que es también el tuyo, vayan hasta ellos a educarlos y a enseñarles, enderezando aquellos destinos equívocos y largo tiempo desdichados.


4. Adoctrinar
en el bien

Wiracocha escuchó sereno y dichoso la voz de su hijo y así se expresó:
– Inti, el más amado de mis hijos, desde hoy te llamarás "el generoso e incomparable". Tus razones conmueven profundamente mi corazón y mi alma.
– Trato de ser como tú, que me formaste magnánimo, querido padre.
– No en vano eres mi predilecto y el más brillante de los seres que he creado.
– Gracias, padre.
– Se cumplirán tus deseos. Que enrumben pues tus hijos a la tierra desolada para adoctrinar a los hombres en el bien, el trabajo y la belleza.


5. Les enseñarán
a vivir

Va entonces Inti, el sol, hasta la isla sagrada que flota al centro del lago Titicaca, donde moran purificados sus dos radiantes hijos.
Envuelto en llamaradas de luz, rayos y arco iris, y tomando suavemente a sus hijos de los brazos, les dice:
– Hijos míos: ha llegado la hora que emprendan la misión para la cual están destinados.
– Dinos padre lo que debemos hacer y estaremos listos a emprenderlo y cumplirlo en homenaje a tu trono. –Respondieron ambos.
– Irán y reunirán a los hombres que habitan como animales montaraces por cuevas y malezas. Despertarán su conciencia adormilada y les enseñarán a vivir en comunidades y a ser útiles y dichosos en el trabajo.


6. Leyes
justas

– Padre querido, lo haremos como es tu anhelo. –Dijo el varón–. Pero, a ti, ¿dónde podremos encontrarte?
– Yo saldré cada día a dar una vuelta por el firmamento para ver las necesidades que en él se ofrecen, a fin de ayudar a solucionarlas. Quiero que ustedes al verme cada mañana me imiten en este ejemplo, comportándose como verdaderos y legítimos hijos míos.
Luego les entregó insignias de realeza, un cetro y una barreta de oro, diciéndoles:
– Donde se hunda esta barreta fundarán una ciudad. Allí construirán mi templo y gobernarán con leyes justas y actitudes honestas. Así darán inicio a un largo linaje y muchos pueblos se sujetarán a su mandato.


7. Lugar
donde amanece

Y así como había llegado hasta ellos su padre súbitamente desapareció. Pero ya ellos se encontraban, emergiendo de las aguas abrillantadas y bamboleantes del lago Titicaca en una balsa de totora recubierta de oro y esmeraldas.
Subieron en ella y se dirigieron en la dirección señalada por el Sol. El varón tenía por nombre Inca Manco Cápac y la mujer Colla Mama Ocllo.
Salieron del lago y caminaron por la tierra devastada con rumbo nordeste.
Y por donde quiera que pasaran probaban a hundir la barra de oro.
Después de recorrer una larga distancia encontraron un recinto prodigioso llamado Pacaritambo, que significa lugar donde se amanece.


8. Barra
de oro

Allí existían las semillas de todas las plantas, el modelo de todas las cosas, el espíritu de todos los seres.
Allí descansaron y de allí salieron el último día de su peregrinar por los caminos.
Llegaron en su recorrido a las faldas del cerro Huanacaure en donde el Inca probó hincando la barra de oro.
Y, ni bien la puso en tierra, aquella se hundió con facilidad, desapareciendo de sus manos.
Entonces él dijo a su compañera: Aquí es.
– En este valle manda nuestro padre que acampemos y hagamos nuestra morada para cumplir su voluntad. 
9. Principios
de conducta

Vamos a convocar y atraer a la gente que anda dispersa para adoctrinarlas y conducirlas al bien que nuestro padre Sol nos manda.
El Inca fue al norte y la Colla al sur.
Y rescatando a los hombres de los montes y la maleza les decían:
– Vengan. Nuestro padre el Sol quiere que vivamos de este modo.
Y les enseñaban principios de conducta, modelos de virtudes y toda labor necesaria para mejorar y dignificarse en la vida.
Viéndolos relucientes, ataviados con los ornamentos que el Sol les había dado y escuchando que sus palabras eran atinadas y armoniosas, los siguieron y obedecieron maravillados.


10. Cómo destetar
a los niños

Manco Cápac dio instrucciones a los hombres acerca de cómo vivir.
Enseñó a cultivar la tierra, a sembrar las plantas, a fabricar la chaquitaclla y demás instrumentos de labranza.
A hacer acequias para aprovechar el agua de los arroyos y también a componer calzado; amonestándoles siempre a que fuesen buenos.
Mama Ocllo se dedicó a enseñar a las mujeres los oficios propios de ellas.
A cómo trasquilar animales y escarmenar, hilar, tejer lana de vicuña, haciendo vestidos para sus hijos y demás miembros de la familia.
Asimismo, a destetar a los niños y a preparar los alimentos.


11. Agradecidos
con la vida

Ambos orientaron a los muchachos, por un lado, a perder el miedo a los fenómenos naturales y, por otro, a fortalecer su carácter. Y a ser amables y diligentes.
También les instruyeron de cómo hacer para aumentar los rebaños de llamas y guanacos, de vicuñas y de alpacas.
De cómo pastorearlos en el campo, de cómo adornar con flores e hilos de colores sus cabezas.
De cómo llevarlos al arroyo y las orillas propicias para que beban agua limpia, retocen por los campos y se apareen
Nos enseñaron a cómo debíamos querernos, protegernos y amarnos, estableciendo el ayni que es la reciprocidad.
De ser agradecidos, generosos y afectivos para con nuestros hermanos, para con la vida y la naturaleza.


12. Una población
laboriosa

Manco Cápac, alrededor del templo que alzó para honrar a su padre el Sol, sembró una chacra de maíz, otra de papa, otra de quinua y cañihua.
En ellas esparció las semillas obtenidas de la huaca de Pacaritambo, que repartió entre la gente para que las cultiven.
Fundó la ciudad del Cuzco, dividiéndola en dos partes:
Hanan Cuzco (parte alta), de cuyo cuidado se encargó él, y Hurin Cuzco (parte baja), cuyo cuidado encargó a Mama Ocllo.
En ella construyeron grandes palacios, acueductos y fuentes. El templo del Sol está guarnecido con gruesas planchas de oro.
Una población laboriosa se siente feliz de constituir una extensa y rica nación.


13. Ama sua,
ama quella, ama llulla

Así se erigieron los andenes, los puentes y los tambos. Se construyeron los canales que irrigaran las sementeras llevando agua hacia donde nunca antes la hubo. Se abrieron caminos que atravesaron punas, lugares fértiles como páramos.
Se estableció la alegría, la felicidad y la fiesta universal y obligatoria en relación al trabajo, los valores y los afectos. La sabiduría de nuestras leyes hizo la prosperidad moral y material de todos los habitantes del reino.
La clave de esta grandeza fueron estos preceptos morales: Ama Sua, no seas ladrón; Ama Quella, no seas ocioso y Ama Llulla, no seas mentiroso.
Ser honestos, ser trabajadores, ser veraces. Sobre esas bases se forja el gran Imperio de los Incas.



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