martes, 1 de octubre de 2019

1 de octubre. Día de la Música. El Cóndor Pasa.


1 DE OCTUBRE
DÍA DE LA MÚSICA

EL
CÓNDOR
PASA

Danilo Sánchez Lihón


El cóndor, ave tulelar del mundo andino


1. Mensaje
al cosmos

Cuando en 1977 los científicos de la Nasa enviaron a las profundidades del espacio sideral la nave Voyager, tuvieron una idea alucinante, mesiánica y a la vez apocalíptica:
Cuál es dejar un testimonio de lo mejor que había sido el hombre en el planeta Tierra. Y entonces se envió un mensaje esencial al cosmos, al infinito y a la eternidad, conteniendo una síntesis de lo mejor que habíamos sido.
Y esto, ¿para qué? Con la idea sensata y descabellada, a la vez, de que si desaparecemos haya la esperanza de que alguien pudiera encontrar esa huella arrojada al espacio sideral, y que nos escucharan al menos lo que hemos sido.
Ya sean los habitantes de otros planetas y estrellas, o ya sea desde un tiempo inmemorial en donde ojalá hubiera alguien que sea un interlocutor válido de nuestros anhelos, desgarros y palpitaciones.
Y se lo lanzó como botella de mar, como vestigio de lo que hemos sido, dirigida a los extraterrestres hipotéticos, o bien a los supervivientes de alguna catástrofe terráquea y estelar. Entonces se hizo un mensaje de lo más excelso que había alcanzado el espíritu humano. 

La nave espacial Voyager

2. Hecho
inusitado

Quizá, sin que lo dijeran ni supieran conscientemente los científicos de la Nasa, ese mensaje en el fondo más bien está dirigido a nosotros mismos, cuando esta humanidad se recree o reinvente algún día en el futuro, dejando todos sus males, sus limitaciones y hasta sus taras o extravíos.
Lo cierto es que se envió al abismo astral un archivo que se lo identifica como el Disco de Oro con lo mejor de la música que había creado el genio del hombre sobre la faz de la Tierra.
En ese repertorio al lado de la Novena Sinfonía de Beethoven y el Réquiem de Mozart fue incluido con todos los honores el Cóndor Pasa del Perú. De allí que junto con Machu Picchu y la poesía de César Vallejo suman tres las maravillas de mayor excelencia y plenitud que el Perú ha aportado al patrimonio universal.
Que se grafica, en el caso de El Cóndor Pasa, además de su inclusión en el Disco de Oro que deambula en el espacio estelar y cósmico, en un hecho inusitado; cual es que no hay escenario de prestigio en el mundo donde no se lo haya interpretado por los conjuntos y virtuosos del arte de la música más renombrados. Sin embargo, no hay versión más sublime, puesto que está acompañada de sonidos de la naturaleza, que hiciera la artista peruana Yma Súmac en 1944 para el sello Odeón.

Yma Súmac

3. Perú
milenario

Pero lo cierto es que no hay artista de la música que no lo haya incorporado a su repertorio alguna vez, habiéndose registrado a la fecha más de 5,000 versiones de distintos exégetas musicales respecto a esta obra que si bien Daniel Alomía Robles le dio un orden armónico, en realidad es creación de un pueblo egregio y prístino como es el Perú.
Estas maravillas que el mundo entero reconoce no lo han creado representantes de la sociedad criolla que desestima lo andino; y que es ufana, dominante y desdeñosa. Y que lamentablemente siempre ha estado enquistada en el poder hasta la fecha en el Perú oficial, sino que lo ha hecho esa cultura que hasta ahora se denigra, se desprecia y envilece; y cuál es la cultura andina, que sin embargo ha creado las maravillas más portentosas como Machu Picchu, por poner un ejemplo.
Mundo empobrecido pero que es lo mejor que tenemos, porque si bien a Daniel Alomía Robles debemos estar agradecidos por haber sido un recolector y estudioso del folclor musical de nuestro pueblo, y el haber dado formalidad y estructura a El Cóndor Pasa. Sin embargo, sus acordes, sus ritmos y cadencias él los recogió y recompuso, siendo el creador la población originaria del Perú milenario.

Nevado de la Cordillera de los Andes del Perú

4. Danza
ritual

En sus inicios El Cóndor Pasa formó parte de una zarzuela presentada por el teatrista Julio de la Paz, seudónimo de Julio Baudouin, y por Daniel Alomía Robles, como músico; la misma que se estrenó el 19 de diciembre del año 1913, en el Teatro Mazzi, situado en la Plaza Italia en los Barrios Altos de Lima, Perú.
Fue tan impactante y exitosa su presentación que se hicieron 300 funciones a lo largo de los cinco años que la obra estuvo en escena. Julio de la Paz fue autor del libreto de la zarzuela y Daniel Alomía Robles de la música.
Y en donde incluyó, en la parte final de la obra, los acordes de una canción que había recogido don Daniel Alomía Robes en Jauja, y que era una endecha de amor conocida con el nombre de: “Soy la paloma que el nido perdió”, que inicialmente tenía forma de cashua o danza ritual.
A esa canción él agregó otros elementos musicales de plena y cabal evocación andina, para lo cual había recorrido el Perú desde muy temprana edad recopilando aires melódicos, así como tradiciones, mitos y leyendas.
Fue esta peregrinación y trabajo de campo lo que hizo conocer el alma y el tuétano de la música andina, en donde se siente con autenticidad la raigambre telúrica inconfundible de lo que es el Perú musical profundo.

Machu Picchu

5. De vértigo
y altura

La letra original de El Cóndor Pasa, escrita en quechua y que figura en la zarzuela, dice así:
Oh, majestuoso cóndor de los Andes,
llévame a mi hogar, en los Andes, oh cóndor.
Quiero volver a mi tierra querida
y vivir con mis hermanos incas,
que es lo que más añoro, oh cóndor.
Espérame en Cusco, en la plaza principal,
para que vayamos a pasearnos
a Machu Picchu y Huayna Picchu.
Como se puede apreciar, la letra como la música trasuntan el anhelo de volar y de volver; tiene entonces el afán del retorno al origen en su afán de alcanzar altura.
Pero también, a la vez, predica arraigo y libertad; que coincide con el mensaje final de la composición que reivindica el mundo perdido de la autonomía y de su ligazón a una heredad.
 Como exalta, tal como lo tiene bajo sus alas el cóndor, un mundo vasto y abierto, y que es anhelo no solo de libertad sino también de universalidad, como en realidad ha ocurrido con El Cóndor Pasa, que ya es un patrimonio mundial.

Imagen del Lago Titicaca en el altiplano andino, el más alto del mundo

6. El costo
de vidas

En ello la composición tiene la majestad de lo sublime e inalcanzable; de vértigo, altura e infinito; de aspiración a lo supremo, prístino y acrisolado; pero sin perder la delicadeza y la ternura, sea en la evocación o ya sea en los compases; sea en la cadencia o ya sea en la melodía, propias de nuestro mundo originario: a la vez abrupto y sensitivo, a la vez terrible y exquisito.
Hay otros elementos en la zarzuela que le dan actualidad, y es que en su argumento es una obra vinculada a la actividad minera, y al conflicto que se traba entre patrones y asalariados, en este caso entre la trasnacional extranjera dueña de la empresa y, en la orilla opuesta, la masa de trabajadores asalariados y explotados.
Su eje y ambientación es la actividad extractiva que pareciera no haber cambiado en los más de 100 años transcurridos desde que se estrenó dicho texto.   
Siendo así, la zarzuela es una obra de denuncia social, y de un conflicto que ocurre en el asentamiento minero de Yapaq en Cerro de Pasco, con el costo de varias vidas humanas inmoladas. La trama subyacente es la pugna de los patrones de la mina, de procedencia norteamericana, representados por Mr. King y los peones y trabajadores, representados por Higinio y sus compañeros de lucha.

Daniel Alomía Robles

7. Construyendo
la utopía

La puesta en escena tuvo un éxito rotundo al punto de haberse contabilizado 300 veces su presentación en el lapso de 5 años, algunas de ellas en ciudades del interior del país como en el Cuzco.
Coincidió con presentarse en tiempos de enorme efervescencia social, del compromiso del escritor y artista de transformar su realidad. No es la aspiración a un mundo confortable y complaciente, sino de estar al lado de lo heroico por imposible e ideal que parecieran las tareas que en ese momento se emprendían.
Y es que tanto Julio de la Paz como Daniel Alomía Robles pertenecían a la Asociación Pro Indígena que fundara y desarrollaran la pareja legendaria de intelectuales y luchadores sociales, como fueron Pedro Zulen y Dora Mayer.
El Cóndor Pasa ha cumplido más de cien años de permanente vigencia en la versión de Alomía Robles, y cumplirá muchos siglos futuros más, cada vez con mayor intensidad, vigor y refulgencia.
Porque es un himno y un símbolo de la ascensión del hombre hacia el infinito, pero sin desligarse ni dejar la tierra, construyendo más bien en ella la utopía de la solidaridad y la fraternidad universales, que es lo mejor del mensaje que viaja hacia las galaxias en el Disco de Oro de nuestra humanidad.


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