domingo, 5 de enero de 2020

5 de enero. Se funda el Puerto Fluvial de Iquitos. El pájaro Tunche de la Amazonía.


5 DE ENERO
SE FUNDA EL PUERTO FLUVIAL DE IQUITOS

EL PÁJARO
TUNCHE DE
LA AMAZONÍA

Danilo Sánchez Lihón
  

1. Cañas
bien tejidas

La cabaña donde vive esta pareja con su hijo, es una saliente de tierra y raíces de árboles hacia el cauce apacible del río Ucayali.
Encima del techo de palma trenzada se eleva el follaje frondoso de árboles de mangos, guayabas y pomarrosas.
Él es un cazador diligente, perspicaz e infalible.
Todas las mañanas se interna en el bosque y regresa ya al atardecer trayendo en los hombros carne reciente, plena y ya bien procesada.
En el sitio en donde agoniza su presa la acaba de matar y la desuella a fin de evitar tanto peso, sean venados, tortugas o sajinos.
Su esposa es la mujer más bella, tierna y hacendosa que se ha conocido en todos estos confines.
Y quien lo espera con la comida servida, la ropa limpia y la casa primorosamente arreglada.
La mañana refleja las cañas bien tejidas de su techo y las cercas límpidas en las aguas cristalinas del río.



2. Y
siendo así

El hijo que han engendrado juntos recién ha cumplido doce lunas de nacido.
Hoy ya corretea dichoso y feliz por la casa y alrededores.
Es diestro y ligero de pies como su padre. Y tiene una sonrisa permanente dibujada en su rostro gentil y agraciado
Se comunica bien con los animales que se acercan y sobre todo con las aves que se posan en los árboles y después sobre sus hombros.
Y hasta se zambulle en el río de aguas transparentes cuando acompaña a su madre a lavar la ropa en la balsa de troncos amarrados al pie de la cabaña.
Es grácil, valiente y arrojado.
Y siendo así el niño es la adoración de su padre, además por ser su vivo retrato.
Ha nacido a su imagen y semejanza. Y porque ya se advierte en él que será un gran cazador, vivaz y aguerrido.



3. Mi orgullo
y adoración

Hoy el cazador se ha internado en el bosque y repentinamente se reconoce extraviado. Nunca antes se había sentido perdido, como ahora.
Nada le es natural sino extraño, diferente y desconocido.
– ¿Dónde estoy? –Se pregunta–. ¿Qué sitio es este? O, ¿qué reino? Porque, todo aquí es diferente, ¡hasta la luz! –Se extraña y se pregunta, asimismo–. ¿Es este el mundo de todos los días?
Y una voz le interrumpe:
– ¡Hola! Soy la reina de las yacurunas, las ninfas del agua.
– ¿Dónde estoy?
– Has entrado a mi reino.
– Y, ¿cómo puedo salir?
– De aquí no se puede salir.
– Pero yo tengo esposa y un hijo que es mi orgullo y adoración.
– Tendrás que dejarlos. Tu mujer encontrará un nuevo marido y a tu hijo le tocará un buen padrastro.



4. ¡Eso
nunca!

– ¡No! ¡Jamás! –Gritó tan fuerte que se estremeció el bosque.
El cazador que conocía mil atajos y sin hacerle caso a la ninfa se echó a correr y se internó de nuevo en la espesura. Y aunque deambuló varios días finalmente ha podido encontrar el camino de regreso a su hogar.
Pero cuando retorna ha encontrado a su mujer gravemente enferma. La casa es un abandono total, y el hijo vaga sucio y hambriento.
– Tu mujer tiene maleficio. –Habla solemnemente el brujo–. ¡Hay alguien que le ha hecho un grave daño!
– ¡Haga todo por curarla, si es posible a costa de mi vida!
– Hay algo peor que tengo que decirte. Han depositado el maleficio en tu hijo.
– ¿Qué es eso?
– Que ahora él es el agente del mal. Tu hijo. Si quieres salvar a tu mujer tienes que sacrificar a él, a tu hijo.
– ¡No! ¡Eso nunca! Eso, ¡jamás!
– Y tienes que hacerlo esta noche, de lo contrario morirá tu mujer. Y tu hijo seguirá trasmitiendo el mal a otros seres.



5. Curó
sus heridas

El hombre mira compadecido el rostro inocente del niño que a su vez lo mira enternecido.
– ¿Qué ocurre amor? –Delira su esposa–. ¿Nuestro hijo está bien? ¡Tengo miedo de que algo suceda!
Nada puede contestar, pues sabe que la voz se le quebraría, y solo saldrían alaridos de su boca. No. no podrá inmolar a su hijo. Pero sí quizás llevarlo a lo intrincado del bosque. Y allí abandonarlo. Y perderse en su maraña
Y así lo hace. Lo lleva, allí lo duerme y abandona en el sitio más intrincado, hacia donde suelen deslizarse solo las boas, los pumas y las águilas.
Sin embargo, ya estando en su cabaña muy de noche siente un llanto lastimero y desgarrado.
Y cuando se levanta y asoma a su puerta allí está el niño con arañones y lastimaduras, ensangrentado, pero vivo.
El padre lo acuna, cura sus heridas y le da de comer. Pero al mismo tiempo siente que su esposa se muere.
– Nada podrás hacer. Tienes que escoger. –Le ha dicho el brujo–. Tienes que romper el maleficio.



6. Convertido
en pájaro

Coge otra vez a su hijo en brazos y lo lleva de nuevo al bosque, pero esta vez haciendo mil laberintos, confundiendo los caminos, cruzando cochas, pequeños ríos, introduciéndolo por matorrales.
Y lo deja en la espesura, debajo de un árbol de hormigas voraces. Al regresar ve que su esposa mejora y lo primero que pregunta es por su hijo:
– ¿Dónde está? ¡Quiero ver a nuestro hijo!
Justo en ese instante se escucha el silbido aterrador, atroz y espeluznante de un ave que hiela el corazón de todo lo vivo y lo creado. Es un lamento penetrante como un cuchillo que sale desde la espesura y surca el aire en dirección a la cabaña.
El hombre al asomarse por la ventana ve a su hijo convertido en pájaro que sobrevuela justo en el tiempo que falta para el amanecer. Para después internarse en el bosque con un silbido más estremecedor aún, y que dice:
– Sin fin. Sin fin. Sin fin.
Que en lengua nativa es: ¡Tunche! ¡Tunche! ¡Tunche!
Ahora es el pájaro que anuncia ¡cuándo una persona va a morir! Y lo hace con un silbido doliente, atroz y afilado como un cuchillo.



7. Esto
nos cuentan

El Tunche es un alma en pena. Nadie lo ha visto nunca. Pero sí oído. Nadie jamás ha encontrado un rastro de él, ¡Ni siquiera una huella, ni una pluma, ni menos un nido!
Nadie ha mostrado hasta ahora un huevo de dónde él nazca. Nunca se ha hallado jamás una cría del Tunche que crezca y muera. Nadie ha cazado un pájaro que sea quien emita ese sonido estremecedor que hiela los huesos y paraliza hasta a los árboles que al escucharlo hasta sus hojas dejan de moverse.
¿Entonces qué es el Tunche? Es apenas un lamento despiadado que vaga por las noches inclementes. Cuando se lo escucha las personas se persignan, se arrebujan entre sí unas con otras para protegerse. Y rezan esta oración, que dice:
Padre bosque. Madre tierra. Abuela agua. Dale consuelo al Tunche. Y que no nos haga daño. Que nos perdone si alguna vez lo hemos ofendido, sin darnos cuenta. Te lo rogamos de corazón. Amén.
Es el alma bendita y sin consolación del niño que fue, a quien el destino le trocó la suerte de cazar animales terrenos cambiándola para cazar almas humanas y conducirlas hacia la muerte.
Esto nos cuentan en la Amazonía nuestros abuelos en noches de luna y en torno a la hoguera.


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