1 DE FEBRERO
29 ANIVERSARIO DE UNA GESTA
LA PROEZA
DE LOS “VIERNES
LITERARIOS”
Danilo Sánchez Lihón
Luis Yáñez, Marco Martos, Danilo Sánchez Lihón y Juan Benavente
Inauguramos el día de ayer,
viernes 31 de enero del año
en curso,
2020, en el Museo
Metropolitano de Lima, junto
con Marco Martos y Luis
Yáñez, la “Jornada 29 Años
de los Viernes Literarios”,
bajo la advocación de César
Vallejo, quien nos dice:
Todo acto o voz genial,
viene del pueblo y va hacia
él...” He aquí
algunas reflexiones que
compartí
en esta oportunidad.
1. Ser
consecuentes
Vengo hoy día convencido y desde lejos a
celebrar junto a ustedes la proeza de Juan Benavente de entregarnos a todos los
peruanos y al mundo en general, y como un fruto primoroso, 29 años de
realización continua de los “Viernes Literarios”.
Gesta y hazaña cultural extraordinaria y portentosa.
Y en un hecho fundamental, cuál es en no haber dejado de realizar un solo
viernes de cada mes y de cada año la programación de esta actividad, desde hace
29 años atrás y de manera continua. ¿No es maravilloso?
Resultando ahora tan importante esta
presencia que se ha hecho ya rutinaria en nuestras vidas; tanto que tenemos ya
la actitud de considerarla infalible, indubitable y natural, como que siempre
se da, en cualquier espacio y lugar; de manera hasta común y corriente, como si
fuera parte del aire que respiramos.
Al destacar esta trayectoria queremos poner
de relieve una de las tantas virtudes que destacan en esta epopeya, a fin de
que cada día sea más frecuente entre nosotros; y ese don y esa cualidad es: la
perseverancia, el tesón y el ser consecuentes e inquebrantables.
Auditorio de los "Viernes Literarios" el 29 de enero, 2020
2. Único
en el mundo
Al venir a festejarlo y a presentar ante
Juan nuestro saludo y homenaje fervoroso, queremos destacar cuál es su
raigambre: la de una cultura que se hace con plena convicción, constancia, ¡y
desde abajo!
Con arraigo y no desde el poder, no desde
los favoritismos, no desde los que reciben encargos o prebendas, como a veces
creemos que es la única manera para emprender algo, ¡y hacer aquello que debemos
hacer!
Queremos destacar en Juan Benavente aquel
que tiene una mirada amplia, sin excluir a aquellos de la otra orilla de lo
popular. Pero dejando a este lado, a lo popular con la orla en la frente de
haber mantenido hasta ahora este punto de encuentro, este ojo de agua, ¡y este
manantial!
Porque son 29 años sin fallar un solo
viernes de la semana en su realización; en la cita para escuchar poesía,
narrativa y otras artes como la música y la dramaturgia, alcanzando una
dimensión y categoría que lo hace por sus características un certamen
legendario, ¡y único en el mundo!
3. En diversos
auditorios
Juan Benavente mantiene de manera
ininterrumpida, y desde hace 29 años esta llama viva sin apagarse ni detenerse
un solo viernes del año. ¡Y sin pedirle ningún recurso a nadie!
Y en cuya nómina se incluye cada semana a
poetas, narradores, creadores de literatura infantil y artistas en general,
quienes se presentan en ese espacio, en una secuencia proverbial también,
además de la constancia y asiduidad, por la amplitud y pluralidad con que se
desarrolla este suceso cultural inaudito, ¡y hasta mítico!
La actividad de los “Viernes literarios” se
inició el 18 de enero de 1991 en el auditorio principal de la fenecida Anea,
cuyo local se encontraba ubicado en el Jr. Puno 421 del Cercado de Lima. En el
lapso de estos 29 años, ha continuado desarrollándose en diversos auditorios de
la capital.
Así: la Cooperativa Santa Elisa, la Casa
del Maestro, la Casona de la UNMSM, la Biblioteca Nacional, el CNA, el Auditorio
Vallejo de la Feria Permanente de Quilca, El Averno, la Casa Museo Mariátegui, el
Roal Wasi, Savarín Arte, entre otros locales; siendo que la programación del
mes por venir se entrega religiosamente en el último viernes del mes que está
feneciendo. Pero, a veces, ha tenido que desarrollarse en plena calle.
Juan Benavente, fundador y conductor de los "Viernes Literarios"
4. En las calles
de Lima
Una anécdota para muestra es la siguiente,
y que consta en los anales de los medios de prensa: Cuando los “Viernes
Literarios” se desarrollaban en la Anea, el personaje que llevó a esa
institución al descalabro, ordenó que echaran llave al auditorio intentando
abolirlo definitivamente. Juan recurrió al concesionario de la cafetería quien
al principio aceptó que se realizase allí en ese lugar. Pero pronto se
apersonaron dos policías llamados por los obstruccionistas:
– ¡Qué pasa! –Reclamó airado Juan–. ¡Yo
aquí soy dirigente, señores, y no pueden cerrarnos la puerta de esta
institución que es la casa de todos, puesto que es la casa de la cultura del
país, y estamos haciendo cultura para nuestro pueblo!
Pero Lucy Barrantes le susurró a Juan: “Evitemos
enfrentamientos, y hagámoslo aquí donde estamos, en el patio”. Y así
convinieron en hacerlo. Pero el grupo opositor salía a espiar por la ventana.
Los policías volvieron a tocar la puerta de calle y Juan y los organizadores salieron
a recibirlos afuera. Preciso momento cuando desde dentro cierran la puerta.
Empezaron a golpearla, pero algunos dijeron:
“Evitemos líos y hagámoslo aquí en la
calle”. Y así se hizo. Lo curioso es que se llenó de gente. Y los autos
voluntariamente ya no pasaban al ver a una multitud aglomerada. Fue el recital
más apoteósico que se tuvo en esos años. Y de allí, como ya se estaba ocupando
la calle, se marchó hacia el Congreso de la República, y hacia algunos medios
de prensa. El diario “La República” entonces publicó una noticia al otro día
que decía: “Con o sin local, los “Viernes Literarios” colma las calles de Lima”.
5. Un cabo
de vela
Y así ocurrió en la década final del siglo
pasado cuando en cualquier momento se iba la luz por la voladura de torres de
las redes troncales de electricidad.
También era la época de los apagones por
efecto de las bombas que reventaban en cualquier sitio de la ciudad, sobre todo
en el centro de Lima, en donde se desarrollaban los “Viernes Literarios”.
Sin embargo, nunca los “Viernes Literarios”
se detuvieron ni dejaron de funcionar, aunque padeciendo por locales y sin luz.
Para eso cada uno de los asistentes llevaba
un cabo de vela en el bolsillo y una caja de fósforos que cargaban de viernes a
viernes.
Todos traíamos una vela que luego encendíamos.
Creo que en este rasgo hay un simbolismo
profundo, en el hecho de que cada quien de su bolsillo sacase la luz.
En el mismo cajón de la mesa del auditorio,
y que era la tribuna principal, había un cabo de vela y fósforos.
¿No hay en estos hechos sencillos un
sentido mayor y trascendente?
6. Una
fe
En todo esto radica un significado especial
de esta gesta cultural, cuál es que recorre caminos, junta lugares, reúne
espacios, integra y consolida. Porque no solo son recitales o presentaciones
los que se hacen. En el marco de los “Viernes Literarios” se realizan concursos,
celebraciones, campañas de lectura y ayudas a escritores. Se editan libros y
revistas, y es un semillero para jóvenes creadores.
¿Cuántos cultores del arte tendrían que
haber en un país para mantener un certamen que presenta en cada jornada a diez artistas
en promedio cada semana?
Y es este el prodigio que descubre los “Viernes
Literarios”, cuál es que tenemos esos contingentes de argonautas y que ha
permitido que no haya cesado nunca desde hace 29 años. Que no haya faltado ni
un solo viernes de leerse poesía, manteniendo un sueño, una fe y una esperanza
que ahora flamea hermosa como una espada en el aire.
Para cumplir la meta de no cesar ni
detenerse jamás, Juan desestima viajes, paseos, fiestas, compromisos sociales.
Supera, dolencias, sobresaltos, escaseces de recursos. ¡Y todo lo que traba,
impide y conspira en contra del bien, la verdad y la belleza que encarna la
poesía!
7. Cariño
auténtico
Así, contra viento y marea mantiene este
espacio, que es un claro de bosque, un manantial y un camino. No amilanándose
de que le cierran los locales cuando sucumbe una directiva que le da una mano.
O cuando sube otra que más bien lo persigue, o dominan otros que quieren
hacerle que él cambie, o condicionarle el programa.
No le hacen mella. Él sufre todas las amarguras
e incomprensiones. Pero él continúa, prosigue, no se detiene. Por esta y otras
razones Juan Benavente es el paradigma de los promotores culturales de nuestro
país actual.
El suyo es un amor más que verdadero a la poesía,
a la literatura y al arte en general. Que no lo proclama ni ostenta, sino que
lo demuestra palmariamente en obras en su trabajo diario y constante. Esa
pasión, ese amor callado y profundo, es lo que lo engrandece. Es esa entrega y
ese cariño auténtico y legítimo hacia algo que se lo niega, olvida y
menosprecia.
8. Y tanto
es así
Pero no solamente el homenaje ha de ser a
Juan, sino a su público fervoroso aquí presente. A este contingente de hombres
y mujeres que lo siguen, en quienes palpita el fuego sagrado del espíritu, y
que cada noche de los viernes se junta, espera, permanece, escucha, pregunta y
se va llevando alguna inquietud, alguna palabra y frase flamante; o pensamiento
que ronda la mente y el corazón; e ilusiones que con fe se nos clavan en el
alma.
Con los “Viernes Literarios” siento que
todos los peruanos hemos triunfado y que igualmente vamos a triunfar en otros
campos y en otras áreas. Porque nos llena de emoción y nos da una sensación de
fortaleza: ¡de hacer algo y mantenerlo sin pedir nada a nadie!, sacando de
nosotros mismos las fuerzas, el coraje y los recursos. Y el dinero que se gana
de manera honrada y con sacrificio para pagar papel, fotocopias o lo que sea,
con emoción que nos brota desde las entrañas.
Y nos demuestra los “Viernes Literarios”, que
ciertamente el Perú es Tierra de Poetas. Porque no podría mantenerse una
institución así si solo fuéramos cincuenta o cien los poetas del Perú. Para
mantenerse ininterrumpida, ¡desde hace 29 años! ¡Somos miles, millares,
incontables los poetas en el Perú! Y tanto es así que en poesía los peruanos
tenemos una pléyade de poetas de valor universal. ¡E instituciones señeras como
es los “Viernes Literarios”!
9. Milicianos
del alba
Reconozcamos pues quiénes son los
verdaderos constructores del Perú eterno. Quienes lo hacen sin desmayar, con
humildad y sin desaliento.
Que lo hacen sin poses ni soberbias; más
bien hasta sumisos frente a los demás. Siempre, como lo es Juan: respetuoso,
gentil, aldeano.
¡Estos son los baluartes de un mañana
promisorio! Estos son los hombres imprescindibles, los milicianos del alba a
quienes Capulí, Vallejo y su Tierra esta vez quiere honrar.
Así como también cultivando en nuestro
pueblo la cultura del reconocimiento y gratitud a quienes son portadores de los
verdaderos y legítimos valores que debemos erigir, ¡cuál banderas izadas al
tope hacia el cielo infinito!
Porque son además el sustento y el baluarte
para la forja y construcción de la utopía andina que nos hemos propuesto alcanzar
a cumplir. A ellos, en la persona de Juan Benavente, todo nuestro respeto,
admiración y homenaje.
Y con él, ¡a ustedes! ¡Salud, milicianos y
constructores del alba, del hoy, del mañana y de siempre!
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