NACE RICARDO PALMA
GLORIA
DE
LIMA
Danilo Sánchez Lihón
Ricardo Palma, el tradicionalista
1.
Sentida
gratitud
La
Municipalidad de Lima en el año 1910, asumiendo ser la institución más
representativa del sentir ciudadano de la tres veces coronada ciudad capital
del Perú, y de la mayoría de peruanos que viven a lo largo y ancho del territorio
nacional, tuvo la siguiente iniciativa, que concluyó en decisión:
Ella
consistía en rendirle un homenaje máximo y consagratorio al tradicionalista que
tanto había contado y cantado sus glorias: al escritor don Ricardo Palma
Soriano, imponiéndole en la frente una corona de oro en solemne acto público.
Ello
atendiendo a las numerosas propuestas que se hicieron llegar, principalmente de
la juventud de aquel entonces, honor que él no aceptó, negándose tajante y
concluyentemente, pero con humildad y sentida gratitud.
Ciudad de Lima
2. La
tradición
Aducía
que no escribía él para obtener premios, halagos ni distinciones, sino para
servir a los lectores de sus obras y a fin de que tengan conciencia de su
propia grandeza. Y que en suma pergeñaba sus líneas por propia complacencia y
para divertirse él mismo.
En
verdad, no le era necesaria esa ritualidad del reconocimiento, porque su proeza
estaba más en la pluma de los artesanos de la palabra nutrida de espíritu y
devoción. Y en la creación de un nuevo género literario en las letras
universales, cuál es la “tradición”.
Modo
de escribir que rápidamente se extendió en todo el ámbito hispanoamericano,
dando lugar a un movimiento generalizado de escritores en los diversos países,
ciudades, aldeas y en cada uno de los pueblos o conjuntos humanos de nuestra
estremecida geografía continental.
3.
Almudes
de
fino humor
La
tradición, creada por él, ahora es un género literario propio e inconfundible,
que no se amolda ni cabe en los géneros ya conocidos en el ámbito literario.
Es
un producto genuino, limeño y criollo, que no es cuento ni leyenda, que no es
historia ni novela, que no es fábula ni crónica periodística, pero que sí es
hechizo, rapto y abalorio que relumbra, ilumina y estalla como fuego de
artificio con sus luces multicolores sobre el fondo sombrío de la noche
cerrada, convirtiendo lo oscuro en luminoso, en ilusión y hasta en alegría que
fortalece el alma.
De
la historia, sin embargo, recoge sus argumentos y el contexto vital, pero a
ello agrega una dosis de ficción ilustrada junto a una carga muy alta de poesía;
como almudes de fino humor y de profunda sabiduría acerca finalmente de lo más
preciado que tenemos y que es: ¡la vida!
4. País
de leyenda
Pero,
además de los elementos señalados la “tradición” es un complejo organismo de
lenguaje donde se dan cita los refranes, los cantares, los estribillos, las
glosolalias, los nonsenses.
Como
también las lisuras y los cuentos populares, vueltos a narrar por una de las
plumas que asombraron y sigue asombrando a chicos y grandes, a propios y
extraños en todo el orbe.
Condicionó
alcanzar esta proeza y lograr este portento, haber nacido en un país como el
Perú, mítico, vetusto y rico. Y, en lo que es hechos y asuntos históricos,
hasta fabuloso.
Nacer
en un país con un pasado de leyenda, en primer lugar, con culturas magníficas
anteriores a los Incas, y en la época en que ellos reinaron haber construido
aquí uno de los imperios más fascinantes del orbe.
5. Crisol
y centro
Le
favoreció nacer en un país que sufrió el trauma de la Conquista Española, y
tener a la mano y en vivo hechos que ocurrieron durante y después de ella,
abarcando la época de la Colonia Española, hacia la cual la obra de don Ricardo
Palma da la impresión de dedicar su mayor atención y rendirle su mayor tributo.
Dando
la impresión de ser un escritor que se complace y refocila en su recreación. Le
valió enormemente haber nacido en un presente convulso y ardiendo al rojo vivo,
que finalmente se convirtió en holocausto para luego resurgir como Ave fénix de
los carbones y cenizas de la Guerra del Pacífico.
Le
valió crecer y desarrollar en una época en que todo nacía y sucumbía delante de
sus ojos. Le valió enormemente pertenecer a un país colmado de pasiones,
legendario en su acontecer social, crisol y centro del mundo.
6. Anhelaban
visitarlo
Y
para convertir todo eso en obra escrita o ya sea actuada, ya que él fue, como
he dicho en otros textos, trovador y guerrero, un escritor de guerra cuya vida
constituye por sí misma ya un milagro.
Y
tanto fue así, que ahora nos resulta difícil creer, porque todo ello el
transcurrir de la época lo ha esfumado y perdido, y cuál es este hecho
verdaderamente inusitado:
De
que en los tiempos en que él vivió, y más en los últimos años de la vida de don
Ricardo Palma, los extranjeros que venían al Perú y visitaban Lima querían llevarse
una imagen de él. Quizá porque llegaron a identificar mucho su nombre al de
Lima.
Y
en su itinerario y agenda de viaje, al mismo tiempo que consignaban saber las
maravillas de nuestra cultura, difundidas a nivel general, anhelaban visitarlo.
Y no querían dejar pasar la oportunidad de conocerlo a él, a don Ricardo Palma,
o por lo menos de ver la casa donde él vivía.
7. Comedido
y fervoroso
Para
ello emprendían viaje a una villa cercana a la capital del Perú, denominada
Miraflores, ahora distrito acoplado a nuestra ciudad matriz, lugar donde él
vivía, y hogar donde también murió este gigante de la peruanidad, quien feneció
en el año 1919.
Aledaña
a su casa se levanta, abre y cobra vida ahora la central y hermosa avenida que
lleva su nombre, en dicho distrito, y que desemboca en un inmenso parque, en
donde en una banca él está sentado, y en la cual abrazados a él podemos seguir
escuchando sus maravillosos relatos.
Mientras
vivía uno de aquellos visitantes ilustres fue el poeta Rubén Darío, quien
solicitó, comedido y fervoroso el inmenso favor de que él le concediera una
entrevista, en la cual el autor de las Prosas profanas le manifestó su profunda
admiración llamándole maestro.
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