24 DE ABRIL
LA MORAL DEL PERÚ ETERNO
CONSTRUYE
QUIEN
CANTA
Danilo Sánchez Lihón
La música da alma al universo, alas
a la mente y vuelos a la
imaginación.
Da consuelo a la tristeza y
¡vida!
Y
otorga alegría a todas las cosas.
Platón
1. El que canta
abraza
Evoco, en relación a las canciones
escolares, el patio de malvas de mi escuela, y la greca de los tejados que los
aleros proyectan recortando el tul añil del cielo por donde lentas bogaban los
vellones de nubes blancas.
Y en donde cantábamos a pulmón henchido siguiendo
con la mirada el revolotear de las alondras y el vuelo antojadizo y arbitrario de las mariposas entre las flores.
Evoco los pilares adornados de maceteros,
el brillo y frescor de las gradas de piedra y los corredores, el borde de los
tejados, alumbrados por el sol de la serranía, teniendo al lado a nuestros
maestros, abrigando altas esperanzas y sueños.
Evoco el patio en donde entonábamos a
gritos canciones que se nos han quedado grabadas en el alma. He allí la
importancia de cultivar el arte del canto en las escuelas. Porque el que canta
adora, reza, agradece, tiene fe en el alma.
2. Fieles
con la vida
Y es que el que canta abraza, acaricia al
hermano, a la flor, a la casa y al pueblo donde ha nacido. Así:
Ya
asoma la primavera
mil
de flores se ven ya
una
rosa perfumada
con un joven tulipán.
El que canta vuelve donde se crio y también
regresa desde lejos al tiempo presente y al pueblo donde ahora vive. El que
canta besa lo mejor de la creación. Y en lo que canta le está diciendo al mundo
que es grato estar aquí, que es dichoso todo, y que así sea que cunda la
adversidad nos sobreponemos a la pena y celebramos con dicha la vida.
Por el hecho de cantar la penuria misma
deja de ser totalmente sombra para ser algo que de algún modo nos engrandece. El
que canta es fiel con la vida y la creación del universo. Así:
3. El lar
nativo
Ensalcemos
la memoria
de
los héroes de la historia
de
los héroes que a la patria
dieron gloria y libertad.
¡Con las canciones hasta la muerte nos
parece que ha de rendirse y ser un tránsito lleno de valor, y hasta de vida! Porque
creo que cuando ello ocurra inevitablemente y mientras la sombra se acerque,
del fondo de nuestro ser algo surgirá de canto.
Surgirán del fondo de nuestro corazón las
notas de una o varias de aquellas canciones que entonamos en nuestra infancia
en las mañanas diáfanas en nuestro centro escolar. Y qué bueno sería que nos
encontráramos en ese momento supremo modulando una canción de nuestro lar
nativo, para lo cual más valiera que la tuviéramos presente.
Porque las canciones no son simple forma,
melodía, ritmo o tonada. Como tampoco se limitan a ocupar o quedarse en un
momento y espacio confinados, sino que estallan y se expanden.
4. Cantar
es luchar
Las canciones fecundan y trascienden para
engrandecer nuestras almas, tanto individuales como colectivas. Ellas son
ritos, imágenes, modelos y, sobre todo, naves, cometas, arco iris que se elevan
hacia lo alto. Son globos iluminados que hacen las noches más frías e
intrincadas, como noches propicias en que nacen anhelos y esperanzas.
Son eso y mucho más: muy especialmente
cuando se bulle y comparte con un grupo humano en la edad de la ilusión. Que es
cuando se vive y actúa con el rostro y el alma abiertos a la inmensidad.
Porque la canción es afirmación de vida, es
convicción y brega. Y confesar que no nos rendirnos; como es exclamación de
victoria. Es luchar contra el duro peñasco de lo amargo y adverso; pero, sobre
todo: es decidir de que venceremos. ¡Por eso se canta! Así cantamos de niños y
a voz en grito:
Ya
resuenan los clarines
los
tambores y el cañón
yo
defiendo mi bandera
combatiendo en los campos de honor.
5. Un
bálsamo
En el canto se desafía a ver quién es más
fuerte, si la roca cruel y arisca, el tiempo indiferente, el vendaval que destruye,
o la desgracia desalmada.
O si es más fuerte y contundente la verdad
que alberga en nuestros corazones, o la resistencia a toda claudicación y
derrota.
Y que surge cuando se canta, la voz afinada
y tensa que vibra y defiende entonando temblorosa cantos de amor y esperanza.
Porque aquella visión auroral, diáfana y
encantada del mundo que el niño contempla y vive a través de las canciones,
acaso: ¿no piensas que será necesaria para fortalecer su espíritu en la vida?
Y poder llenarse de ánimo a fin de afrontar
los reveses y hasta infortunios, e imbuirse de coraje.
Porque allí es donde se aprende a comulgar,
a conmoverse frente a la naturaleza, a quedarse cautivados ante el capullo de una
flor.
6. La mirada
ilusionada
Allí se aprende a extasiarse y condolerse
ante un arrebol o ante una mariposa posada en una flor, hechos que el mundo
moderno ha descartado para quedarse únicamente con cosas o mercancías; o con lo
mecánico e impersonal.
Porque el modelo de sociedad que prevalece
y también de la educación que ha logrado imponerse, recelan del sentimiento y
desestiman la ternura, la inocencia y el candor.
Volver siquiera a recordar las canciones ya
es un bálsamo, un grato aroma, una fiesta de belleza, de color y del don de
vivir.
¡Mucho más indudablemente es entonarlas!
Como cuando con la mirada ilusionada cantamos:
Al
lado de mi cabaña
tengo
una huerta y un madroñal.
Con
mi cabaña y la huerta leré
y los madroños leré, te quiero más.
7. Cantan
las estrellas
Hacer eso. Además, porque todo canta en el
universo. Canta el grillo, la rana y canta la alondra.
Canta el viento de la mañana meciendo las
espigas en los sembríos o en las parvas donde se ventean las gavillas de trigo.
Canciones
bellas para las aves
para
las aves y el fontanal
y
que son puras como sus aguas
como sus aguas de azul cristal.
Canta el pez con sus movimientos en el
agua. Canta la luna, el sol y cantan las estrellas en el firmamento. Canta la
noche en las fuentes y en el cielo estrellado que se reflejan en el fondo
estando en lo alto.
Y no se canta porque se sea feliz, sino que
se es feliz porque se canta. Y se hace feliz a los demás. Es por eso que
decimos que construye quien canta. Y el pueblo que canta.
Canta el gallo al amanecer
Fotos 1, 2, 3, 4
Jaime Sánchez Lihón
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