26 DE MAYO
NACE
EL PADRE FERNANDO ROJAS
VENCER AQUÍ,
EN ESTE
SUELO
El padre Fernando Rojas Morey, uno de los referentes morales más señeros
del Perú actual, ejemplo de virtud, de una vida entregada a formar niños y
jóvenes, con sentido de la historia y de no olvidarnos jamás de los pobres y de
los que sufren, cumple hoy día 26 de mayo 88 años de edad. A quien conocimos
cuando éramos niños y llegó como párroco adjunto de la parroquia de Santiago de
Chuco, recién graduado sacerdote y quien es el que en gran medida formó nuestro
corazón.
Conocerlo es asomarse a un manantial, pero sobre todo a una mano que
defiende en la oscuridad, a un corazón más firme que el nuestro atribulado,
porque el suyo está en el centro de Dios. Lo que más admiré de niño y admiro
hasta ahora en él es el ejercicio de la verdad; la valentía y el coraje en
silencio; y la noción de lo heroico, pero sin que se note hacia afuera. He aquí
unas anotaciones temblorosas que extraigo de mi libro "El buen pastor":
1. Poner
el
corazón
Siempre vi y sentí en el Padre Fernando Rojas Morey el
pulso de quien bracea y nada para cruzar una fuerte y tormentosa corriente.
Por eso, de niño me sentí fortalecido con su temple épico,
con su lanza y su escudo. Por ser lo más fiel, lo más legítimo, lo más
diamantino en su fe.
Bizarro, por ejemplo, para defender al humilde, al
despreciado, al indefenso. Y al niño como presencia y como esencia.
Y jugarse por ellos no con una migaja, ni con un perdón, ni
tampoco con una caridad. Los defiende con su vida.
Yo sé –y hasta creo que lo ha hecho ya– que un hombre en
peligro de morir va a él, y pone su corazón delante de ese hermano, o de ese
hijo.
Y entrega su vida defendiéndolo, aunque sea un réprobo o un
indigno. Indigno, pero: ¿para quién? Para él jamás.
Eso incluso pienso que ya lo ha hecho. Estoy seguro de
ello. Y lo sé.
2.
La
promesa
Eso lo sé de manera plena, total y evidente. Y yo también
me acogeré y recurriré a él si la ocasión de tener mi vida en peligro se me
presenta. Y buscaré su apoyo y me refugiaré en él, porque a su lado siento que
seré indestructible. Porque a través de Cristo, él va al hombre sufrido,
golpeado y ofendido.
Al parecer, cuando el Padre Fernando Rojas hizo sus votos
de fe, su promesa fue para estar siempre al lado del hermano agraviado.
Así lo entendió y así lo cumple, luchando siempre al lado
de los pobres y con profunda humildad, como cuando dice en uno de sus poemas:
“La voz del hermano escarnecido
que reclama la promesa que te di.”
Ahora bien, rebelarse ante la injusticia, ante el abandono
y la miseria no es posible sin la pureza de alma. De allí que antes de salir a protestar
nosotros enmendemos nuestras faltas. De allí que quienes más se rebelen sean
los niños, los ángeles y los santos.
3. Piedra
sobre piedra
Cristo también se rebeló, incluso ante la iglesia
instituida. Refiere San Lucas, el evangelista, cómo, ante el balcón de los
fariseos, cara a cara frente a ellos, sin subterfugios ni eufemismos, Jesús les
dice:
“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y
fariseos hipócritas! ¡Sepulcros blanqueados! ¡Avaros y ladrones! ¡Serpientes,
raza de víboras!”
Y los acusa de ser descendientes de los que mataron a los
profetas. Y es Jesús, ese ser que anuncia la destrucción del templo, diciendo:
“Aquí no va a quedar piedra sobre
piedra. Todo será destruido”.
Y luego llora por Jerusalén diciendo:
“¡Ay Jerusalén,
Jerusalén! ¡No volverás a verme!”.
Este hombre, ¿era un conciliador? ¿Era un convenido? ¿Era
un pasivo? ¿Era un conformista? No. Era un ser intrépido, apasionado y hasta un
furibundo. Es un ser rebelde e indomable frente a las injusticias. ¡Pero cuidemos
nosotros de no ser los corruptos en nada!
Rvdo. Fernando Rojas Morey
4. La Nueva
Humanidad
Porque, ¿se puede ser cristiano viendo a la gente morir de
hambre, sin reaccionar? ¿Se puede ser hombre de Dios y ver tranquilos e
indolentes que un hombre se mata por no conseguir empleo?
“Ruégote padre, que sean una misma cosa
conmigo, como tú y yo somos una misma cosa”
Eso le pide Jesús a Dios en su anhelo de consustanciarse
con el Hombre y con su drama. Pero no solamente piedad es lo que siente Jesús
sino indignación santa. Y no se lo calla.
Lo mismo hace el padre Fernando Rojas Morey, autor del
libro “Caminos y esperanza”, diciéndonos que si sólo nos ocupáramos del reino
postrero lo perderemos todo. Lo expresa con estos versos:
Y si vuelo hacia el futuro
fuera del suelo, los pies,
sin redimir el presente,
pierdo el tiempo y la gracia...
Y hay una metáfora que quisiera no dejar pasar, cuando anuncia
espléndidamente: “La Nueva Humanidad estrena el alba”. Que es lo mismo a
decir: tenemos que vencer aquí, “en este suelo”; y si es así saldremos
victoriosos contigo al final del tiempo.
Niños que sufren
5. Un Cristo
de
iras santas
Fue a través del padre Fernando Rojas que yo escuché por
primera vez en Santiago de Chuco, donde la iglesia era sombría, impenetrable y
ritual, y que él cambió radicalmente, una nueva e iluminadora versión acerca de
Cristo.
No era más la del doliente ni del pasivo; no era la del
contemporizador ni del sufrido; ni del resignado; error en el cual incurría
antes la iglesia tradicional; presentándonos a niños y jóvenes que aman el
arrojo, un Cristo conformista, que era la estampa que se nos daba.
Surgía esta vez en la palabra y en el ejemplo del padre
Fernando Rojas un Cristo enérgico, de iras y cóleras santas, que arrojó a los
mercaderes del templo; flamígero y guerrero, quien decía:
“Yo no vine a traer la paz sino la
espada”.
Y es precisamente, por fidelidad a Cristo, como también por
candor e inocencia, que se tiene que ser indomable defendiendo al pobre.
E indignándonos por la injusticia de que son víctimas. Por
el desprecio de unos, que son los que más tienen. Como por la miseria, el
desencanto y el dolor en que viven los otros.
Hacia una Nueva Humanidad. Foto: M. Chambi
6. Llanto
de
las montañas
¡Cumpliendo el ideal de construir, a través de la palabra
esperanzada, una sociedad mejor!
Teniendo que luchar no solo por una redención más allá de
esta vida, sino por el pan o el bien aquí en la tierra.
Porque ambos reinos: el mundo y lo eterno tienen que ser
coherentes y conciliar.
Debemos ser buenos aquí, en el mundo, para merecer la
gloria de la morada eterna, proyectando cada acto cotidiano, cada hecho de la
realidad fugaz y limitada a una dimensión trascendente y mayor.
Hay por eso en el libro del Padre Fernando Rojas un poema
que tiene un simbolismo interior profundo, vinculado a la historia social del
Perú y es el titulado: “El llanto de las cumbres”.
Por distintos referentes, explícitos e implícitos en el
poema, ese llanto es un aluvión, el desprendimiento de tierra, de lodo y de agua
de las cumbres; que es lo mismo a decir una tempestad en los andes.
7. El parto
doloroso
Un aluvión, según el poema, y que puede ser también un
virus y una pandemia, que es un llanto de las montañas, donde dice:
Por la raza, por el pueblo
centenario empobrecido...”
“Desbordado, ya sin cauce,
arrasó los puentes y poblados,
los sembríos y caminos nuevos.
Ese llanto de las cumbres:
¿Es castigo, destrucción...
de lo que está mal hecho?”
“¿Será el parto doloroso
de los hombres nuevos?
La reflexión de este poema es
que la situación ominosa de la población en el Perú, produce catástrofes
devoradoras de pueblos y que, quizás, ojalá, sea el parto de una nueva etapa,
renovada y mejor.
Fotos que inician
la estancia 1 y 2
Jaime Sánchez Lihón
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