jueves, 2 de julio de 2020

2 de julio. Nace Pedro Paulet. / Padre de la astronáutica.


NACE PEDRO PAULET

PADRE
DE LA
ASTRONÁUTICA

Danilo Sánchez Lihón



Pedro Paulet


El hombre deberá llegar
hasta el espacio donde no
existe el aire. Allí de nada
servirán las hélices ni las alas.
La solución es el cohete. Por
allí deberá marchar la ciencia.
Pedro Paulet


1. Uno
de ellos

Hay locos sublimes. Pedro Paulet fue uno de ellos. Quien nació el 2 de julio del año 1874, en Tiabaya, en Arequipa, en la entraña del Perú profundo. Fue ingeniero químico y pionero de la astronáutica. Tenía tanta pasión por la ciencia como por el arte.
Pedro Paulet estudió en La Sorbona de París ingeniería y arquitectura. Su sueño era construir una nave destinada a navegar en el espacio sideral, en donde no se necesitan ni alas para planear ni hélices para avanzar. Su sueño era construir no un avión sino un cohete y una nave espacial.
Werner von Braun lo reconoce como: “el padre de la astronáutica moderna”. Y son palabras textuales de Pedro Paulet las siguientes:
“El progreso no consiste en igualar los procesos de la naturaleza, sino en superarlos. Por tanto, lo que debemos estudiar no es la aviación que viene de las aves y que solo invita a imitar su vuelo, sino la desgravitación. Hay que propiciar el transporte por encima del planeta, donde no hay aire, ni nubes, ni hielo”.
Por eso repetimos: hay locos sublimes. Y hay semillas que duran siglos y hasta milenios. Y que algún día florecen y fructifican para siempre. He aquí un pasaje de la vida del peruano Pedro Paulet, nacido un día como hoy en Tiabaya, Arequipa.



Tiabaya, en Arequipa

2. Las mejores
referencias

– Muy estimado señor Pedro Paulet... –Le dice Henry Ford ya en un inglés corrido y coloquial, habiendo comprobado que su interlocutor habla perfectamente este idioma.
– Encantado de poder conocerlo y saludarlo, estimado doctor Henry Ford… –Saluda con la misma deferencia y naturalidad Pedro Paulet.
– En primer lugar, quiero agradecerle por haber atendido nuestra invitación para venir y dialogar directa y personalmente aquí en Detroit. Y, más aún, en este agitado año de 1930. Y ojalá que las atenciones, que he dispuesto que se le brinden, hayan sido de su pleno agrado y complacencia.
– Permítame decirle y agradecerle, muy apreciado doctor Henry Ford, que la atención que se me brinda es estupenda. Y que esta mañana he recorrido en una visita guiada maravillosa y aleccionadora la planta Ford de Detroit, por lo que le estoy sumamente reconocido.
– ¡Qué bueno que así sea!, y me satisface escucharlo. Mis ingenieros me han explicado acerca de sus inventos respecto de los cuales tenemos las mejores referencias, y un vivo interés en llegar a un acuerdo para ver cómo benefician a las industrias que venimos impulsando.
– Aprecio mucho la atención que cada uno de mis aportes a la ciencia han merecido de usted y del personal que trabaja en este lugar tan prestigiado.

Henry Ford

3. Dos
componentes

– Pero quisiéramos escuchar de su propia boca, señor Pedro Paulet, una explicación sucinta respecto a dos de ellos. Uno es el motor a combustión liquida. Y el segundo es el combustible mismo, pues con respecto a ambos aportes quisiéramos hacerle sendas propuestas.
– Con el mayor gusto y trataré de ser lo más conciso posible.
– Se lo agradecemos.
– El motor de combustible líquido se basa en la mezcla de dos componentes. Uno de ellos es el carburante y el otro es el oxidante.
– Sí. Comprendo.
– Estos dos líquidos fluyen a una cámara común donde combustionan por efecto de una bujía produciendo una fuerza de empuje extraordinaria que supera todos los indicadores alcanzados hasta la fecha en cuando a propulsión de objetos físicos se refiere, ello...
– Excelente, con eso basta. ¿Y en cuanto a su innovación del combustible?
– Es una combinación química en base a panclastita, a la cual adiciono disolventes, con el fin de controlar el factor fricción y, sobre todo, el que alcancen desmedidas temperaturas. La diferencia básica con los combustibles conocidos y actualmente en uso, es que estos utilizan hidrógeno como carburante y oxígeno líquido como oxidante. Se logra así...

Padre de la cohetería espacial

4. Trabajar
para nosotros

– Es extraordinario. Y es exactamente lo que constituye nuestro mayor problema. Queremos, y estoy empeñado en darle la mayor potencia a una serie de autos de carrera para las próximas competiciones, en las cuales pretendemos superar todos los récords actualmente alcanzados.
– Son aplicables a todo lo que es propulsión. Aunque los inventos míos se orientan más bien a la astronáutica, y a todo lo que es la cohetería y la fabricación de naves espaciales.
– Ciertamente, estoy informado de eso y también de cuáles son sus sueños e intenciones y desvelos señor Paulet, y lo felicito por ello. Pues bien quiero proponerle la compra de la patente de su motor a combustión líquida, como también de la fórmula del combustible que usted ha ideado.
– ¿Y cuáles son las condiciones acerca de esta propuesta, señor Ford?
– Le ofrezco un millón de dólares por la patente de ambos inventos que pasarían a ser propiedad de mi compañía. Además, le ofrezco trabajar para nosotros con una única condición, cuál es adoptar la nacionalidad norteamericana.
– He escuchado atentamente su iniciativa Dr. Henry Ford. Empezaré por lo último. Todo mi sueño desde niño ha sido encumbrar a mi país, el Perú; y a mi pueblo, Arequipa. Ello constituye toda la motivación de mis afanes e inquietudes.

Pedro Paulet, de niño


5. Para ser
sincero

– Continúe. Le escucho atentamente.
– Ojalá usted pudiera comprenderme en este sentimiento, en esta postura y actitud mía que son irrenunciables.
– Lo entiendo perfectamente.
– Y lo segundo es que no vendería la patente descartándose mi nombre definitivamente de estos inventos que los he hecho como una realización personal, y por un propósito cuál es la conquista del espacio estelar; y por un sueño muy antiguo de aportar a la ciencia, y que es indesligable a mi nombre e identidad.
– Don Pedro. La oferta tiene en realidad dos partes. La primera es comprarle los derechos de la patente, y de tal modo pasa a ser propiedad de nuestra compañía. En el segundo aspecto es que le ofrezco seguir trabajando en estos mismos asuntos, pero ya en mi compañía y en la condición de ciudadano norteamericano. Y es que aquí todo deja de tener nombre propio pasando a formar parte de la propiedad de la Compañía Ford.
– En verdad, para ser sincero doctor Ford, mi campo no es el automovilismo sino la cohetería.
– Nacionalícese norteamericano. Es la condición para que sus ideas puedan ser escuchadas y eventualmente acogidas.
– Le agradezco mucho por su deferencia, pero me es imposible aceptarlas, doctor. Pero, muchísimas gracias por la inmensa deferencia que ha tenido conmigo.

Aportó también a determinar el combustible de las naves

6. Todos
tus sacrificios

– ¿Luisa? ¿Dónde estás, mi querida Luisa?
– ¿Ya llegaste, amor mío? ¿Y cómo te fue? ¡Cuéntame!
– Bueno. En primer lugar, toda una consagración: Henry Ford en persona me recibió, me atendió, me llenó de alabanzas y me ofreció un millón de dólares si es que renuncio a mi autoría y a mi nacionalidad. Pero, además, me ofrece un puesto de trabajo en su fábrica de Detroit, pero siempre y cuando renuncie a ser peruano para adoptar la nacionalidad norteamericana.
– ¿Y?
– Y lo segundo es que si quiero seguir desarrollando en este campo puedo hacerlo, pero sin figurar, ni mi nombre ni mi pertenencia a todo lo que haga a partir de ahora. Y seguramente dejar la astrofísica para dedicarme al automovilismo.
– ¿Y cuál ha sido tu respuesta?
– Primero, a ver, ¿cuál sería tu consejo, amor?
– ¡Ay, cariño! ¡Siempre lo que tú decidas!
– Dos de nuestros hijos han muerto de malnutrición pese a nuestros desvelos.
– Yo al unirme a ti acepté sobrellevar todos tus sacrificios.
– Gracias amor. Mi respuesta ha sido: ¡No! ¡No! Y, ¡No!

Paulet al centro, reunido en Francia con hombres de ciencia

7. Esa es
la consigna

– Le admiro, don Pedro. ¡Rechazar un millón de dólares!
– Creo que lo peor, querido Ramón, sería vendernos. Y vender nuestros sueños y nuestros sentimientos. ¿No te parece?
– Sí. Completamente de acuerdo. Y, ¡me adhiero, don Pedro!
– Pero, eso sí: ¡seguir luchando con la fortaleza de no haber claudicado!
– No hay nada qué admirar cuando lo que interesa es la verdad por descubrir.
– Mi sueño ha sido y es vencer el infinito del espacio y la línea vertical del universo.
– El anhelo del espacio sideral. ¡El ser libres! Y el conquistar el cielo.
– El descubrir mundos nuevos e inaugurar otros posibles.
– Y de este modo cumplir con el designio divino que se nos ha asignado.
– ¡Cumplir con nuestras utopías sobre la faz de la tierra!
– ¡Desdeñar un millón de dólares! ¿Por qué?
– ¡Por ser eternos! ¡No para serlo, sino por ser eternos! Entiéndase bien. ¡Ese es el tema! ¡Esa es la consigna! Además: mi desvelo es la aeronáutica, el llegar a las estrellas.
– Sí. Y, ¡lo que importan son los principios y el alma, amigo!




INVITACIÓN:

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Sábado 4 de julio. 6 pm. En el día 
y la hora haga clik en este enlace:
https://us02web.zoom.us/j/88130118953  



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