–
¡Alto ahí! –Le gritan al chofer. Hay mujeres tendidas delante de las llantas
del camión.
–
¡Retírense! ¡Somos del ejército!
–
Avanza un centímetro y va a matarlas. Son madres que piden justicia. Avanza un
milímetro y destrozamos este carro, con todos los cachacos que van dentro.
¡Atrévase si quiere!
–
¡Vamos a pasar! ¡Retírense!
Treinta
mujeres ya se han tirado en la carretera y algunas tendidas en el suelo, están
pegadas a las llantas del vehículo. Son madres, esposas, hermanas, hijas.
Más
de cien mujeres rodean el carromato del ejército con piedras y garrotes en las
manos.
–
¡Váyanse!
–
¡Retírense ustedes! ¡Somos el ejército y vamos a disparar!
2. ¡Grita
la multitud!
–
¡Regrésense señores!
–
¡Fuera de aquí! –Grita el gentío.
Exclaman
apostadas a los costados de la carretera, a la entrada del pueblo de Santiago
de Chuco.
–
¡Regrésense por donde han venido! –Dice doña Raquel Aguilar tratando de que su
voz sea clara, serena y precisa. –Será mejor. ¡No provoquen aquí una matanza!
Ustedes también tienen familia. No pueden pasar, eso digan a sus superiores. Y
los van a entender. Peor es que mueran.
Eso ordena, hablando por la ventanilla hacia
dentro del transporte militar.
–
¡Retírense todas, vamos a pasar! –Se oye decir al comandante desde adentro. Y
se escucha que activan sus armas.
–
¡Atrévase y no queda ni uno solo vivo!
–
¡Váyanse! ¡Retrocedan!
Grita
la multitud.
–
¡Váyanse! ¡Fuera de aquí!
3. Es tanto
el gentío
–
¡Les advertimos! Si lastiman a una sola de las madres que están delante de las
llantas, recen ahorita mismo por sus vidas. Y despídanse de sus esposas y de
sus hijos. ¡Juramento de honor!
–
¡Juramos todas! –Se oye a una sola voz.
Una
gran multitud de mujeres tienen dobladas las polleras, llenas de piedras. En
una mano portan ya las más grandes y filudas. Y en la otra un grueso garrote.
Así
han detenido al ómnibus repleto de soldados que han venido a reforzar a los
policías para llevarse presos a varios maestros, padres de familia y ciudadanos
de Santiago de Chuco, acusados de ser comunistas y sediciosos.
Es
tanto el gentío que no han podido los soldados ni apearse de la porta tropas,
por miedo de que ahí no más los cojan, los linchen y los hagan pedazos.
Carretera de ingreso a Santiago de Chuco
4. Entre vítores
y aplausos
Dudan
solo unos breves instantes, sintiendo que pegados a las llantas están los
cuerpos vivos y palpitantes de las madres y de las hijas, a las cuales sienten
en el balanceo que hace el vehículo.
Después
de un tiempo, que parece una eternidad, retroceden, dan la vuelta y se van, tal
y conforme han venido.
Las
mujeres decididas, luego que ven que el carromato desaparece por las alturas de
Chollagueda, van al puesto policial.
Y
exigen que pongan de inmediato en libertad a todos quienes han sido tomados
presos, por los últimos sucesos acaecidos en Santiago de Chuco.
Y
así ocurre.
Uno
a uno, van saliendo por la puerta los detenidos para confundirse con la gente
que los abraza, entre vítores y aplausos.
5. Que prime
el bien
¿Qué
ha sucedido? Por represalia política han trasladado al maestro Encarnación
Saavedra de Santiago de Chuco al distrito de Cachicadán.
Sabiendo
que es un abuso, el pueblo se ha levantado en pie de lucha. Y, más por el
prestigio de que goza este maestro probo, austero e insigne.
De
quien se encomia su rectitud, siendo los profesores, padres de familia y
ciudadanos en general quienes han protestado por el injusto tratamiento de que
ha sido víctima, capturando la escuela y declarándose en huelga.
La
represión no se ha hecho esperar.
Han
cogido presos a una veintena de personas que lo único que quieren es que prime
el bien y no la arbitrariedad. Y, ya presos, desde Trujillo se ha ordenado su
traslado en calidad de subversivos.
Allí
es que se han levantado las mujeres capitaneadas por doña Raquel Aguilar Verau.
6. La verdad
de los hechos
Y
es así que ellas han detenido a la entrada del pueblo el transporte que portaba
a más de 60 soldados fuertemente armados.
Pero
sabiendo que en cualquier momento van a regresar con peores tretas, doña Raquel
y otras mujeres, se han reunido y sesionan:
–Por
primera vez las mujeres organizadas nos hemos puesto de pie, salido al frente y
triunfado.
–
Es una victoria que hay que saber consolidarla.
–
Porque la mujer puede lograr aquello que a los hombres no les está permitido.
–
Si eran hombres los que detienen el vehículo los mataban.
–
Pero, entonces, ¿por qué la mujer está excluida de participar en la marcha
social, de la política y de la vida cívica?
–
Solicitemos el voto de la mujer.
–
Elaboremos un ideario y vayamos inmediatamente a Trujillo y Lima.
7. El voto
de la mujer
Al
siguiente día ensillan acémilas, porque vehículos no hay, y parten al galope y
de madrugada rumbo a Lima, habiéndose reunido antes el grupo en la curva de Las
Guitarras.
La
primera jornada es llegar hasta Shorey y después en escalas a Trujillo y Lima,
la capital del Perú, donde gestionarán la suspensión de todas las represalias
puestas en marcha, y sobre todo hacer conocer en las más altas esferas del
gobierno el movimiento de mujeres organizadas que piden el sufragio femenino en
el Perú.
Ya
en Lima han pedido una entrevista en el Palacio de Gobierno, donde dialogan con
el presidente de la República, don Oscar R. Benavides. Le han presentado un memorial
con muchas firmas y le explican en vivo acerca de la verdad de los hechos que
están ocurriendo en nuestro pueblo y los planteamientos que han traído
referente al voto de la mujer.
Esa
delegación de mujeres ha sido la primera de Santiago de Chuco en llegar hasta
Palacio de Gobierno del Perú, en Lima. El suyo es también el primer
levantamiento de mujeres que ha ocurrido en la provincia, suceso acontecido el
25 de abril del año que transcurre, de 1937.
Antigua pileta en la plaza de armas de Santiago de Chuco
Epílogo: En defensa
de un derecho
Le
dice en vivo doña Raquel Aguilar:
–
¡Señor presidente! Así como hemos abogado por el cese de represalias en nuestro
pueblo, abogamos ahora por el sufragio femenino para elegir a nuestras
autoridades. ¿Por qué las mujeres hemos de estar históricamente rezagadas si
podemos contribuir también al desarrollo de nuestro país?
A
esta acción se suma la gestión del representante del Departamento de la
Libertad a la Asamblea Constituyente, el Dr. Carlos E. Uceda de Santiago de
Chuco quien ha asumido la causa de la defensa del voto femenino muriendo en el
propio hemiciclo del Parlamento de la República el 26 de febrero del año 1932, defendiendo
este derecho ciudadano.
De
allí que la tierra de César Vallejo se la reconoce como aquella que más ha
contribuido, con Raquel Aguilar al frente, y con Carlos E. Uceda como ideólogo,
quien fuera, además, y en el momento de morir, Rector de la Universidad
Nacional de Trujillo, en la defensa de los Derechos ciudadanos de las mujeres
en el Perú.
Por
todo ello: ¡Jajailla, tierra de Vallejo! ¡Causachun Perú!
Fotos 1, 3, 4, 5, 6, 7 y 8
Jaime Sánchez Lihón
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